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¿Cómo podremos erradicar el hambre?

Un estudio propone una mejora de los indicadores del Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 para facilitar su medición y logro

Un grupo de investigadores han publicado en la revista Ambio el artículo  “Objetivo de desarrollo sostenible 2: objetivos e indicadores mejorados para la agricultura y la seguridad alimentaria” que examina los objetivos e indicadores que se han propuesto para lograr este objetivo.  

Los ODS se establecieron en el 2015 como una serie de logros y metas que deben guiar las acciones de cada país con el fin de construir un mundo mejor. El ODS 2 tiene como logro “Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover una agricultura sostenible", un objetivo que requiere la  acción urgente de todos los países. Erradicar el hambre supone alinearse con los cuatro pilares de la seguridad alimentaria: disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad.

Unos de los mayores desafíos que tiene evaluar este ODS nace de la coexistencia de la desnutrición, la deficiencia de micronutrientes y el sobrepeso y la obesidad, algo que nos indica que diferentes cambios estructurales han afectado a los pilares de la seguridad alimentaria. La aparición de cadenas de valor alimentarias comerciales y la urbanización han hecho que las dietas nutritivas se hayan sustituido por otras de mayor consumo de calorías.

Los ODS deben ser pautas para que los países los adapten a su contexto específico, pero necesitan indicadores tangibles para poder medir lo que se está logrando. El ODS2 se compone de 8 metas y 15 indicadores que sirven para medir el progreso hacia el objetivo global.

Este documento revisa las metas e indicadores que se han propuesto para el ODS 2 con la finalidad de establecer mejoras que faciliten su implementación. Para construir indicadores afinados es necesario invertir en la creación de una base de datos global y realizar evaluaciones complementarias a nivel local. Ahora mismo no existen datos para todos los países y por ello los autores proponen nuevos indicadores en algunas de las metas.  

Las propuestas que se hacen en este artículo están basadas en datos empíricos. La revisión revela algunas inexactitudes para hacer una evaluación correcta. Por ejemplo, las metas e indicadores no siempre ponen su foco en el mismo grupo de personas, y  aunque fueron  redactados cuantitativamente, hay conceptos poco claros que dificultan su cuantificación. Hay varias metas que no están definidas y no siempre son  relevantes universalmente. Además en ocasiones hay una variedad de interpretaciones que no son claras usando términos como  “justo”.

Los autores recuerdan que se debe comprobar cuáles metas se alinean con otros ODS. Las recomendaciones de este trabajo se basan en entender que hay una simultaneidad entre los indicadores del ODS2 y otros ODS, que pueden generar soluciones integradas.

Según este trabajo el conjunto de indicadores no es de aplicación universal y su valoración requiere un mayor ajuste, por ello proponen una serie de indicadores que reflejan los objetivos de manera más completa. Estos deben ser monitoreados fácilmente con bases de datos empíricas, deben ser suficientemente claros para poder comparar entre países y permitir que se puedan adaptar a los desafíos específicos del país. Además deben ser adaptables al tiempo para acomodarlos a los cambios socioeconómicos e institucionales que se den.

Este trabajo se completa con una valoración de las metas y los indicadores en Países Bajos, Brasil y Nigeria. Estos estudios de caso ayudan a contextualizar el nivel de cambio necesario para alcanzar los ODS. Algunas políticas pueden ayudar a impulsar el logro de los ODS, y en el artículo se señalan algunas puestas en marcha en los países anteriores.

Este trabajo pretende ayudar a valorar mejor y de forma más completa y tangible el ODS 2, con el fin de lograrlo para el 2030.