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Los ecologistas reclaman medidas urgentes para proteger los océanos

Los océanos requieren medidas urgentes que aseguren su protección, la pesca sostenible y la reducción significativa de la contaminación marina.

Los océanos requieren medidas urgentes que aseguren su protección, la pesca sostenible y la reducción significativa de la contaminación marina.Estas iniciativas son "imprescindibles para conservar nuestro patrimonio natural sumergido", señaló WWF/Adena con motivo de la celebración ayer del Día Mundial de los Océanos. Estos ecosistemas cubren el 71% de la superficie de nuestro planeta y sus aguas suponen el 95% de todo el espacio disponible para la vida. "Sin ellos sería imposible entender la vida en la Tierra", afirma la organización ecologista, que recuerda que España posee más de 100.000 kilómetros cuadrados de margen continental marino, superficie equivalente a Castilla-La Mancha y Galicia juntas. En sus 8.000 kilómetros de playas y acantilados, "la biodiversidad marina es de las más ricas de Europa, pero también la más desprotegida", advierten los ecologistas.

Los océanos están sufriendo además una extinción masiva de especies. Según James Leape, director general del Fondo Mundial para la Naturales (WWF, sus siglas en inglés), el 90% de los grandes peces (atunes y tiburones) y cetáceos han desaparecido en el último siglo, debido a la acción del hombre. Asimismo, sólo un 25% de los caladeros mundiales disfrutan de una buena situación, el resto afrontan un estado de agotamiento, sobreexplotación o plena explotación. WWF/Adena estima que la flota de pesca mundial es actualmente 2,5 veces mayor que lo que los océanos pueden soportar.

Un estudio del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (Girona), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), revela que si la presión pesquera sigue como hasta ahora, hacia el año 2050 todas las especies que pescamos habrán llegado a una situación de colapso. Pesca no selectiva WWF/Adena explica que además del propio agotamiento de los recursos comerciales, la pesca insostenible provoca otros daños a la vida marina: más de 325.000 tortugas, 250.000 cetáceos y millones de tiburones son capturados accidentalmente cada año.

La pesca no selectiva destruye al año 20 millones de toneladas de organismos marinos sin uso comercial y, el arrastre de fondo, miles de corales, bosques de algas y plantas marinas y montañas submarinas. Más de 325.000 tortugas, 250.000 cetáceos y millones de tiburones son capturados accidentalmente cada año La contaminación crónica en algunas zonas marinas también está afectando gravemente a las especies y a la salud de los océanos. En 1999, la denominada "zona muerta" del Golfo de México -área sin vida debido a la presencia de contaminantes procedentes del río Mississipi- alcanzó una extensión de 20.000 kilómetros cuadrados.

A todo ello se une un desarrollo litoral "sin parangón", que, por ejemplo, "ha hipotecado hasta el último espacio libre del Mediterráneo", apunta WWF/Adena. Según la organización ecologista, un 58% de la población española vive ya en la costa. Este desarrollo ha provocado la pérdida o alteración del 75% de los sistemas dunares y el 70% de los humedales costeros en el Mediterráneo. El devastador efecto del CO2 El dióxido de carbono (CO2) provoca un aumento de la acidez en los ecosistemas marinos que destruye los corales, caracoles y erizos de mar, y favorece la aparición de algas invasoras. Así lo ha constatado un grupo internacional de científicos encabezado por Jason Hall-Spencer, de la Universidad de Plymouth (Reino Unido).

Estos expertos, del Reino Unido, Francia, Israel e Italia, lanzaron un innovador proyecto para analizar sobre el terreno los ecosistemas oceánicos próximos a respiraderos submarinos volcánicos de dióxido de carbono. Su primera expedición -a la isla italiana de Ischia (Nápoles)- ha sido publicada por la revista "Nature". El proyecto fue posible después de que se descubriera que los respiraderos volcánicos submarinos sirven como experimentos naturales a gran escala de los efectos de las emisiones de CO2 de los humanos. Hall-Spencer advierte al respecto de que "de no remitir los niveles de CO2 emitidos por el hombre, se verán gravemente perturbadas las redes tróficas marinas y se producirán importantes cambios ecológicos". Según este investigador, comunidades marinas enteras y los ecosistemas cambian debido a los efectos a largo plazo de la acidificación, lo que implica un descenso de los niveles de pH del agua. Entre las consecuencias de este proceso de degradación marina se encuentra la desaparición de especies como corales, caracoles o erizos de mar, y la proliferación de algas invasoras.