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La OCDE certifica que los biocarburantes encarecen los alimentos y contribuyen poco a frenar el CO2

Las políticas públicas de apoyo a los biocarburantes son costosas, repercuten en los precios mundiales de los alimentos y su utilidad para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es limitada, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Las políticas públicas de apoyo a los biocarburantes son costosas, repercuten en los precios mundiales de los alimentos y su utilidad para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es limitada, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En un informe divulgado hoy, la OCDE que integra a 30 países, señaló que el coste de estas políticas públicas será de 25.000 millones de dólares anuales en 2015 en EEUU, Canadá y la Unión Europea (UE), frente a los 11.000 millones de 2006. Este informe contradice la postura del Gobierno español, que niega el efecto de estos combustibles sobre el precio de los alimentos.



En la actualidad las medidas de apoyo a los biocarburantes son responsables de una reducción neta de menos del 1% en las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al transporte. Las políticas de apoyo a los biocarburantes cuestan entre 960 y 1.700 dólares por cada tonelada de gases de efecto invernadero ahorrado, indicó el organismo que se conoce como el Club de los países desarrollados.

Esas medidas incluyen ventajas fiscales, ayudas directas a la producción de biomasa, la aprobación de leyes y también restricciones comerciales para proteger las industrias nacionales. Según la OCDE, los efectos a medio plazo de estas medidas sobre la producción agrícola son importantes, aunque no deben ser sobrestimados. Con las políticas actualmente en vigor, el 12% de la producción mundial de cereales secundarios y el 14% de la producción mundial de aceite vegetal podrían dedicarse a medio plazo a la producción de biocarburantes. Estos porcentajes se elevarán al 13% para los cereales secundarios y al 20% para el aceite vegetal una vez que entre en vigor en EEUU la ley sobre independencia y seguridad energéticas y que se apruebe en la UE el proyecto de directiva sobre energías renovables.

Alimentos más caros

La OCDE calcula que a causa de las medidas existentes hoy en favor de los biocombustibles los precios a medio plazo del trigo, el maíz y los aceites vegetales se elevarán respectivamente a medio plazo un 5%, un 7% y un 19%, y podrían tener otra subida del mismo orden si entran en vigor las nuevas políticas programadas

El efecto sobre los precios de los biocarburantes de segunda generación (que no utilizan alimentos como materia prima) dependerá de la cantidad de biomasa obtenida en las tierras de cultivo.

Una fuerte expansión de la superficie de producción agraria total atenuaría los citados efectos sobre los precios, pero suscitaría inquietudes debido a su repercusión nefasta sobre el medioambiente. Las medidas de apoyo a los biocarburantes pueden tener un impacto considerable sobre el uso de la tierra a escala mundial y acelerar las superficies cultivadas en Latinoamérica y Africa, pero es importante prevenir los daños al medioambiente y la deforestación, señalan los autores del informe. A la luz de estos hechos, la OCDE recomienda que cada país adopte sus propias estrategias según sus prioridades, ya que no existe una "política universalmente aplicable" que permita cumplir los objetivos y minimizar las consecuencias.

Menos consumo energético

Es más barato reducir el consumo de energía, sobre todo en el sector de los transportes, que sustituir unas fuentes de energía por otras, por lo que pide mayores esfuerzos en este sentido. Otra medida es favorecer el uso de superficies aún no cultivadas en vez de recurrir a la producción en zonas ecológicas sensibles. La OCDE preconiza una apertura del mercado de los biocarburantes y de sus materias primas para abaratar y hacer más eficaz la producción y limitar el impacto sobre el medioambiente y la dependencia de los combustibles fósiles.

A medio plazo, la expansión del sector de los biocarburantes encarecerá los alimentos y aumentará la inseguridad alimentaria de los más desfavorecidos, pero si se liberaliza el sector puede convertirse en una opción económica viable en algunos países en desarrollo. La organización recomienda también mayor investigación, tanto en el sector de los biocarburantes como en el de la energía solar, las pilas de hidrógeno y otras tecnologías prometedoras.