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Ante la escasez de agua, el Banco Mundial promueve la privatización

Conclusiones de la Semana Mundial del Agua de Estocolmo, un encuentro celebrado de los pasados 18 al 22 de agosto, en el que 2.500 expertos de todo el mundo discutieron el futuro de ese recurso fundamental y las políticas de saneamiento, muy ligadas al acceso al agua.

Conclusiones de la Semana Mundial del Agua de Estocolmo, un encuentro celebrado de los pasados 18 al 22 de agosto, en el que 2.500 expertos de todo el mundo discutieron el futuro de ese recurso fundamental y las políticas de saneamiento, muy ligadas al acceso al agua.El evento se inició con una protesta de organizaciones sociales y de izquierda por la participación en la organización y patrocinio del evento de empresas multinacionales que se dedican precisamente al embotellamiento y venta de agua. Algunas estimaciones preliminares sostiene el agua como negocio mueve alrededor de 300.000 millones de dólares en el mundo y en crecimiento. Quizás eso explique el silencio en torno al tema. Desde hace unos años los técnicos vienen advirtiendo sobre la importancia de garantizar el acceso al agua para todos los habitantes y la posibilidad de que en el futuro también se promuevan guerras para su control, como sucede hoy con el petróleo y otros recursos fundamentales para la industria y la superviviencia humana. No se trata sólo de calmar la sed, sino también un problema de salud y de desarrollo de la agricultura y la producción de alimentos. El consumo de agua contaminada o no potable, provoca el 88 por ciento de las enfermedades en el mundo. Asegurar su acceso a todos los habitantes, podría salvar la vida de 1,4 millones de niños cada año. Un total de 2 500 millones de personas en el planeta carece de acceso al agua y a servicios higiénicos, y, según el Instituto Internacional sobre Agua de Estocolmo, podría más que duplicarse para el año 2075, si la tendencia continúa así. Al inaugurar el encuentro, el profesor británico John Anthony Allan, ganador del Premio del Agua de Estocolmo 2008, sostuvo "durante los últimos 25 años tuvimos una forma de vida muy lujosa, sin preocuparnos para nada del medio ambiente. Ahora hay que cambiar la forma en la que consumimos, compramos y comemos". Junto con él, numerosos expertos vaticina una escasez de agua para el consumo humano y la agricultura. Según estimaciones de la ONU, unos 1.000 millones de personas en todo el mundo todavía carecen de acceso a agua potable, mientras que alrededor de 2.600 millones de personas no tienen saneamiento adecuado.