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La ONU alerta sobre la interferencia de los países ricos en el desarrollo de los países del Sur

Así lo afirma el Informe sobre Comercio de Desarrollo 2008, publicado anualmente por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).

Así lo afirma el Informe sobre Comercio de Desarrollo 2008, publicado anualmente por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).De acuerdo con el informe, incertidumbre e inestabilidad en los mercados internacionales financieros, monetarios y de commodities, además de dudas sobre la dirección de la política monetaria en los principales países en desarrollo, son factores que contribuyen hacia un futuro sombrío para la economía mundial, representando riesgos considerables para los países en desarrollo y subdesarrollados. El foco del informe de la ONU es la situación de los países en desarrollo, que continúan vulnerables a las fluctuaciones de los precios de las mercaderías. Otro punto abordado es en lo que respecta a las especulaciones, las cuales persiguen lucros a corto plazo en detrimento de la estabilidad a largo plazo. Esas especulaciones junto con la crisis en potencia, que vendría con ajustes abruptos de las tasas de cambio y alteración de los equilibrios comerciales nacionales, señalan la necesidad de mecanismos racionales y tranquilizadores para controlar los flujos financieros internacionales y los equilibrios monetarios.



El documento también indica que la actual crisis financiera global y la posibilidad de políticas monetarias rígidas en algunos países son presagios de grandes dificultades para la economía mundial en lo que resta de 2008 y en 2009. Según el informe, una depresión global tiene que ser evitada al mismo tiempo que la inflación derivada del aumento de los precios de los alimentos y de la energía que todavía está muy alta. La situación puede tornarse todavía más difícil si las monedas de los países con grandes cuentas corrientes deficitarias son presionadas hacia la desvalorización.

La UNCTAD estima que la producción mundial crezca alrededor del 3% en 2008, lo que correspondería a aproximadamente un punto porcentual menos que en 2007. A pesar de que la previsión para el crecimiento de los países en desarrollo es de más del 6%, la recesión en los países desarrollados y las políticas monetarias excesivamente restrictivas en los países en desarrollo, con altas inflaciones en los precios de los alimentos y de la energía, pueden llevar a una mayor desaceleración del crecimiento en estos últimos. El informe también destaca las fallas de las políticas de ayuda y las medidas para atenuar las deudas de los países más pobres. La UNCTAD pide mayor ayuda para el desarrollo para apoyar las metas contra la pobreza, además de posibilitar la inversión productiva y la sustentabilidad de la deuda. Al elogiar el desempeño de un gran número de países en desarrollo en la reducción de sus deudas externas, la UNCTAD afirma que esa realización se debe parcialmente a mejores políticas macroeconómicas, a una mejor administración de las deudas y a la cancelación de algunas de ellas.

Sin embargo, el informe afirma que "este escenario puede no durar para siempre" y recomienda que los gobiernos solidifiquen los recientes avances relacionados con la deuda y los indicadores económicos. Sugiere también la aceleración de los procesos de inversión, de crecimiento y de cambios estructurales, así como mantener en forma sustentable la situación de las deudas. Las posibilidades de conseguir esa sustentabilidad son consideradas mayores cuando el financiamiento de débitos es usado sólo para proyectos con retornos superiores a los costos de los intereses de los préstamos.

Para la UNCTAD, las estrategias para lidiar con deudas externas deben estar relacionadas con los renovados esfuerzos para que se fortalezcan los sistemas financieros domésticos. Ellas también deben estar relacionadas con la macroeconomía y las políticas cambiarias que busquen prevenir una supervalorización del cambio y un déficit en las cuentas corrientes. A pesar del progreso reciente, muchos de los países en desarrollo continúan dependiendo de flujos de capital extranjeros, no sólo para alcanzar los Objetivos del Milenio, sino también para aumentar las inversiones locales, a fin de alcanzar un crecimiento más rápido, financiar los gastos sociales y realizar cambios estructurales antes de 2015.