El Panel de Expertos del CSA ha publicado hace unas semanas un informe en el que analiza el gran potencial que tiene la pequeña agricultura para luchar contra el hambre y hacerlo de una forma resiliente que preserve los recursos naturalesLa pequeña agricultura es practicada por familias, utilizando fundamentalmente como fuerza de trabajo la propia familia, dependiendo un alto porcentaje de sus ingresos de este trabajo. En muchos casos el liderazgo es de las mujeres, que juegan un papel fundamental en la producción, el procesamiento y la comercialización.
Hay muchas formas de definir la agricultura familiar o de pequeños propietarios, y dependeindo del concepto elegido se derivarán consecuencias para el diseño de políticas. Lo importante es que hace falta información detallada en cada país, para poder fundamentar la políticas de apoyo a la pequeña agricultura, ya que ésta es la base de la seguridad alimentaria en muchos países y una parte importante del paisaje social, económico y ecológico en la mayoría de ellos. Muchas de las tranformaciones que está produciendo la globalización están yendo en contra de este tipo de agricultura.
La contribución de este tipo de agricultura a la seguridad alimentaria y nutricional es tanto directa, en la medida que liga producción y consumo para muchas familias rurales, y también indirecta, ya que abastece a los mercados locales de los productos básicos para la alimentación, lo hace de una manera potencialmente resiliente y además en muchos casos funciona como una red social de protección.
La eficiencia potencial de la pequeña agricultura está en la capacidad de los agricultores de alcanzar altos niveles de producción por cada unidad de tierra a través del uso del trabajo familiar en sistemas de producción diversificados.
En datos aproximativos, podemos decir que el 73% de propietarios a nivel mundial posee menos de una hectárea, y el 85% menos de 2. En los países en desarrollo hay más de 500 millones de unidades familiares que entran en esta clasificación de pequeña agricultura, ámbito en el cual la mayoría de las inversiones son realizadas por las propias familias, con las limitaciones propias de que las necesidades básicas siempre tienen prioridad frente a las posibles inversiones de mejora de sus explotaciones, así como las limitaciones derivadas de su situación de pobreza, altos niveles de riesgo, disponibilidad menguante de tierra, carencia de incentivos y apoyos por parte de las instituciones, dificultades de acceso a los mercados y su casi nulo acceso a participar en los debates sobre las políticas que les afectan.
Las inversiones públicas en agricultura han descendido considerablemente desde los 80; ha sido un sector olvidado tanto a nivel nacional como internacional. Durante estas décadas, grandes empresas orientadas a la agroexportación han sido favorecidas mientras la pequeña agricultura, orientada principalmente a los mercados locales, ha sido olvidada.
Para poder desarrollar el gran potencial de la pequeña agricultura familiar y campesina se requiere reducir o eliminar las limitaciones a su capacidad de inversión y contar con apoyos públicos que reconozcan la multiplicidad de roles que este tipo de agricultura realiza y que facilite el acceso a recursos productivos, a los mercados y que mejore las instituciones que les presten apoyo y cobertura. Accede al texto completo de este informe (en inglés)
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La lucha contra el hambre tiene que pasar por el apoyo a la pequeña agricultura
30/07/2013
El Panel de Expertos del CSA ha publicado hace unas semanas un informe en el que analiza el gran potencial que tiene la pequeña agricultura para luchar contra el hambre y hacerlo de una forma resiliente que preserve los recursos naturales
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