El 19 de noviembre se celebra el Día Mundial del Saneamiento. Este año Naciones Unidas nos recuerda que el acceso a agua potable y saneamiento y unas adecuadas prácticas de higiene mejoran el nivel nutricional, especialmente de las mujeres y de la población infantil.
La Organización Mundial de Salud estima que al menos el 50% de todos los casos de desnutrición se asocian con diarrea repetida o infecciones parasitarias intestinales como consecuencia directa de la falta de agua potable, saneamiento e higiene. Existe un círculo vicioso entre la diarrea y la desnutrición, especialmente para niños y niñas, ya que, si sufren diarrea comen menos y no son capaces de absorber adecuadamente los nutrientes de los alimentos; a su vez, la desnutrición los hace más susceptibles a las infecciones cuando se exponen a la materia fecal de su entorno, en aquellos lugares donde no hay servicios de saneamiento. Casi 1.000 millones de personas –el 90% en zonas rurales– siguen practicando la defecación al aire libre por falta de los servicios adecuados.
Casi 1.000 niños y niñas mueren cada día a causa de la diarrea y de las enfermedades intestinales relacionadas con la falta de agua, saneamiento e higiene, y muchos otros sufren retraso en el crecimiento, que se traduce en daños cognitivos y físicos irreversibles. El acceso al saneamiento es un derecho humano clave para la vida, la salud, la nutrición y el desarrollo, así como un componente necesario para asegurar la sostenibilidad ambiental.
En la Agenda 2030, aprobada el pasado mes de septiembre por la Asamblea General de las Naciones Unidas, se incluyen los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. El objetivo 6 establece para 2030 lograr el acceso equitativo a saneamiento e higiene para todas las personas, así como acabar con la defecación al aire libre que siguen practicando casi mil millones de personas, lo que se traduce en altas tasas de contaminación medioambiental en muchas regiones del planeta. Además, en el objetivo 6 se señala la necesidad de prestar especial atención a las mujeres, las niñas y las personas más vulnerables.
El acceso universal a saneamiento es todavía un objetivo pendiente y es una de las principales causas de desigualdad que impide que muchas personas tengan un nivel nutricional adecuado.