Durante el mismo período, la esperanza de vida al nacer se ha incrementado de 59 a 71 años. Por tanto, en la actualidad el mundo es más gordo y más sano, al mismo tiempo. Sin embargo, la actual tendencia de incremento rampante de la obesidad se puede traducir en retrocesos en la situación de salud e incluso en la esperanza de vida.
En los últimos 40 años el porcentaje de personas obesas se ha incrementado un 8,5% en mujeres y un 7,6% en hombres, mientras que la proporción de personas subnutridas ha disminuido un 5%. Por tanto, globalmente hay menos gente escapando del hambre que cayendo en la obesidad. Del mismo modo que las desigualdades económicas están creciendo en el mundo, también lo están haciendo las desigualdades en peso. Un estudio publicado en 2015 señala que el porcentaje de personas con un IMC por debajo de 16 en países de renta baja y media sigue siendo alto y está relacionado con factores socioeconómicos adversos.