La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) ha publicado el informe Haciendo mejores políticas para los sistemas alimentarios, en el que se señala que estos se enfrentan a un gran desafío: deberán proporcionar seguridad alimentaria y nutricional a una población creciente. Según las proyecciones, la población aumentará a casi 10 mil millones para 2050.
Los sistemas alimentarios dependen en gran medida del medio ambiente, pero están ejerciendo ciertas presiones sobre él. Alrededor del 80% de todas las especies de aves y mamíferos terrestres amenazadas están en peligro debido a la pérdida de hábitat por la expansión agrícola. El sistema alimentario representa entre el 21% y el 37% de las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por la acción humana.
Por otro lado debemos recordar que alrededor 2.000 millones de personas no tienen acceso regular a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos y un número aún mayor tiene sobrepeso u obesidad. Además, las repercusiones de COVID-19 están ejerciendo presión sobre los medios de vida de las personas que trabajan en 570 millones de granjas en todo el mundo y en otras etapas de la cadena de suministro de alimentos.
Frente a todo esto, está habiendo un fuerte llamamiento para adoptar un "enfoque de sistemas alimentarios" que avance en estas tres dimensiones: impacto medioambiental, social y sobre los medios de vida, lo que requiere una visión más holística del conjunto de objetivos, así como del conjunto de posibles palancas políticas y una mayor coherencia de éstas. Este enfoque de sistemas alimentarios se basa en la comprensión de que existen sinergias y compensaciones potenciales entre la seguridad alimentaria y la nutrición, los medios de vida y la sostenibilidad ambiental.
Por ello, es fundamental que quienes son responsables de las políticas analicen las diferentes hipótesis antes de usarlas como base para sus decisiones políticas. Diseñar mejores políticas para los sistemas alimentarios requiere abordar intereses divergentes. Esto se puede lograr a través de procesos de políticas inclusivas que den a las partes interesadas la oportunidad de ser escuchadas, evitando tomar en cuenta solo algunos intereses.
Al mismo tiempo, es probable que cualquier reforma de políticas genere tanto grupos ganadores como perdedores, y los grupos con intereses divergentes intentarán influir en el proceso de políticas. Es esencial evitar la captura de ciertos intereses, una situación en la que las políticas atienden a un interés especial o particular más que al interés público. En informe se identifican varias buenas prácticas que pueden ayudar a prevenir o gestionar tales fricciones en torno a hechos, intereses y valores.
Por último se incluyen estudios de caso sobre el sector de las semillas, el sector de la ganadería de rumiantes y el sector de los alimentos procesados. Estos análisis brindan una discusión en profundidad de cómo estos sectores pueden contribuir a abordar el triple desafío, qué tipos de sinergias y compensaciones existen y qué tipos de políticas se han implementado en diferentes países.
Elaborar mejores políticas para los sistemas alimentarios no solo requiere una comprensión rigurosa de cómo es el mundo, sino también una visión compartida de cómo debería ser. Y por ello este proceso implica inevitablemente no sólo hechos, sino también intereses y valores. En sociedades diversas, las diferentes partes pueden tener intereses y valores diferentes. Se necesitan procesos de políticas que sean sólidos para equilibrar estos intereses divergentes y superar las diferencias, evitando la implementación de políticas ”interesadas”.