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Impulso al derecho a la alimentación en el ámbito europeo

La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa aprobó por unanimidad una Resolución clave para garantizar este derecho
Sede del Consejo de Europa

El Consejo de Europa y su Convenio de Roma representaron un importante salto cualitativo en la protección de los derechos humanos y libertades fundamentales en el ámbito regional europeo, puesto que, no solo implica un reconocimiento de los derechos y una promoción de los mismos, sino que dota de una mayor eficacia a su garantía respecto a lo que había sido habitual a nivel internacional hasta ese momento. Es, sin duda, la experiencia regional de defensa de los derechos humanos más sólida hasta el momento.Aprobado en 1950 y modificado varias veces a través de diferentes protocolos, el Convenio de Roma se centra principalmente en los derechos civiles y políticos, aunque incorpora también el derecho a la educación.

En su Resolución 2577, aprobada el pasado 3 de octubre, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa emite un conjunto de recomendaciones a sus 47 Estados miembro sobre el derecho humano a la alimentación adecuada, un derecho que considera sólidamente respaldado por el marco jurídico internacional.

En sus reflexiones, la Asamblea señala que la lógica de mercado tiende a priorizar el potencial económico y las actividades agrícolas globales en lugar de colocar en primer plano a las personas y su alimentación. Constata que en Europa se da la paradoja de disponer de un abundante suministro de alimentos y, al mismo tiempo, tener sectores de población en situación de hambre y malnutrición.

Entiende que sólo un enfoque basado en los derechos puede proporcionar una comprensión transversal y coherente de todos los factores sociales, políticos, económicos y culturales que afectan el acceso a los alimentos y garantizar de manera confiable que las políticas relacionadas con los sistemas alimentarios en todos los niveles territoriales estén en con el contenido básico del derecho a la alimentación para todos.

Afirma que un derecho constitucional a la alimentación proporcionaría la base más sólida posible para ello, al establecer una obligación para todos con respecto al derecho a la alimentación, obligando a las autoridades públicas a tomar medidas para respetarlo y protegerlo mediante la adopción de las leyes, políticas y programas necesarios que aseguren el respeto, la protección y la implementación progresiva de este derecho constitucional.

Sin embargo, constata que ninguna de las constituciones de los Estados miembros del Consejo de Europa reconoce explícitamente un derecho específico a la alimentación y en pocas se puede considerar implícitamente reflejado; y que en estos países existen pocas disposiciones legislativas que adopten una visión global de la cadena alimentaria basada en el derecho a una alimentación accesible, sostenible y adecuada.

Por todo ello, la Asamblea recomienda a los Estados miembros del Consejo de Europa, entre otras cosas, incorporar el derecho a la alimentación en sus constituciones y adoptar leyes marco nacionales que cubran el derecho a la alimentación, pasando de un enfoque caritativo de ayuda y suministro de alimentos para los miembros más vulnerables de la sociedad a un enfoque basado en los derechos que garantice el acceso autónomo a alimentos saludables, adecuados y sostenibles para todos.