A final de 2008, mientras la FAO anunciaba que el número de personas con hambre en el mundo había crecido, llegando al millardo, y anunciaba también una subida de 52 % en los precios de los alimentos, las corporaciones agrícolas anunciaban beneficios nunca vistos.En un artículo publicado por Ecoportal, la periodista Laura Daudén afirma que, aunque la coyuntura haya cambiado y los factores de la subida de los precios ahora puedan ponerse en perspectiva, la alarma sigue sonando. Por tanto, tener en cuenta cuáles fueron y cuáles son los factores que amenazan la seguridad alimentaria en todas sus dimensiones (disponibilidad, accesibilidad, estabilidad y utilización) es crucial para evitar que el número de personas con hambre en el mundo siga creciendo.
A partir del análisis del caso brasileño, ilustra cómo los biocombustibles, en lugar de aparecer como posible solución al problema, se manifiestan como una de las causas del mismo.Accede al texto completo del artículo