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Burkina Faso: Al asalto de su algodón

Burkina Faso, un pequeño Estado que se cuenta entre los más pobres del mundo, se ha lanzado discretamente al cultivo de organismos genéticamente modificados (OGM), en este caso el algodón Bt

Burkina Faso, un pequeño Estado que se cuenta entre los más pobres del mundo, se ha lanzado discretamente al cultivo de organismos genéticamente modificados (OGM), en este caso el algodón Bt La crisis alimentaria de 2008 relanzó el debate sobre las biotecnologías que, supuestamente, deberían incrementar la productividad de la agricultura africana. Los campesinos del continente negro desconfían de las consecuencias sanitarias y sociales de los organismos genéticamente modificados. Por esa razón, Monsanto decidió emplear grandes medios para imponerse, con la ayuda del presidente burkinés Blaise Compaoré.

Burkina Faso, un pequeño Estado que se cuenta entre los más pobres del mundo, se ha lanzado discretamente al cultivo de organismos genéticamente modificados (OGM), en este caso el algodón Bt [1]. La asociación de este país con el productor de semillas estadounidense Monsanto, revelada al gran público en 2003, suscitó gran controversia entre los campesinos y las asociaciones locales porque representa un test para el desarrollo de los OGM en toda África Occidental. ¿Cómo llegó Burkina Faso a trabajar con una empresa célebre por su herbicida Roundup y su “agente naranja” [2]? La sacrosanta “lucha contra la pobreza”, a la cual los OGM aportarían su contribución, dinamizando la agricultura burkinesa, parece haber sostenido la explicación; pero las motivaciones reales de los socios sólo comienzan a hacerse conocer bajo la presión de las asociaciones…

Los primeros ensayos del algodón Bt comenzaron dentro del mayor secreto en Burkina Faso en 2001, violando la Convención sobre Diversidad Biológica y el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad de 2000. Esos tratados internacionales estipulan que los países involucrados deben tener un marco legislativo y tomar las mayores precauciones antes de comenzar el cultivo de OGM. Además, los signatarios se comprometen a informar a la población de los peligros que dichos cultivos suponen y a no tomar ninguna decisión sin una amplia concertación pública.

Sin embargo, recién en 2003, durante un taller sobre bioseguridad en Uagadugú, capital de Burkina Faso, la Liga de Consumidores se enteró de la existencia de esos ensayos y divulgó lo que el Instituto de Medio Ambiente y de Investigación Agrícola (Inera) había disimulado. Monsanto aseguró que los ensayos se habían efectuado en “espacios confinados”. En realidad, se trataba de parcelas rodeadas de cercos de red despedazados.

Fue entonces, “una vez consumados los hechos”, cuando Burkina Faso se puso en regla, haciendo ratificar por el Parlamento, en abril de 2006, el Régimen de Seguridad en Biotecnología. Los setenta y cinco artículos de esta Ley habrían podido tranquilizar a los opositores de los OGM, si no fuera porque está estipulado que su objetivo es “garantizar la seguridad humana, animal y vegetal, y la protección de la diversidad biológica y del medio ambiente” (art. 22), y porque la Agencia Nacional para la Bioseguridad (ANB) está encargada de la evaluación de los riesgos. Ahora bien, precisamente porque los riesgos son incontrolables es que sus opositores cuestionan los cultivos de OGM [3]…Artículo completo