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¿Cambio de planes europeo sobre los agrocombustibles?

Un proyecto legislativo podría dar un giro importante a la política europea de agrocombustibles

Un proyecto legislativo podría dar un giro importante a la política europea de agrocombustiblesDesde muy diversos sectores venimos reclamando la necesidad de una revisión de la política europea sobre agrocombustibles, con diferentes razones: su cuestionable efecto en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, su impacto en la seguridad alimentaria, su alto coste, su limitada capacidad de sustitución de los combustibles fósiles. De acuerdo a las previsiones de la Directiva 2009/28/CE, 2012 debe ser el primer año en que la Comisión Europea debe informar al Parlamento Europeo y al Consejo en relación con las consecuencias para la sostenibilidad social en terceros países del incremento de la demanda de agrocarburantes y de la política de la Comunidad en materia de agrocarburantes, así como para la disponibilidad de productos alimentarios a un precio asequible, en particular para las personas que viven en los países en desarrollo. La Comisión, si procede, deberá proponer medidas correctivas, en particular si hay pruebas que demuestren que la producción de los agrocarburantes incide de forma considerable en el precio de los alimentos.

No sabemos si este informe se ha producido, pero, según información divulgada por la Agencia Reuters, la UE trabaja en un proyecto legislativo que  impondrá un límite sobre el uso de biocombustibles elaborados en base a cultivos por temores a que sean menos amigables con el medio ambiente de lo que se pensó inicialmente y que compitan con la producción de alimentos. Las propuestas, que necesitarán la aprobación de los Gobiernos y del Parlamento de la UE, están contenidas en los muy esperados planes de la UE para abordar el impacto indirecto del cambio del uso de las tierras (ILUC) para combustibles, un tema que divide a los funcionarios, productores de biocombustibles y científicos; y también incluyen la promesa de remover todos los subsidios públicos para los biocombustibles producidos en base a cultivos como la colza, el trigo, y el azúcar, tras el vencimiento de la legislación actual de la UE en el 2020. Sólo se mantendrían subsidios para aquellos biocombustibles que realmente tengan un balance beneficioso en reducción de emisiones y no se produzcan con cultivos usados para alimentos o forrajes.

El abrupto cambio en la política se produce después de que estudios científicos de la UE plantearon dudas sobre un ahorro de emisión por parte de combustibles elaborados a partir de cultivos, y después de una pobre cosecha en las regiones claves de producción de granos que incrementó los precios y reavivó los temores de una escasez de alimentos. De alguna manera, se reconoce de manera implícita que el objetivo de biocombustibles de la UE para 2020 presentaba fallas desde un principio.