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Continúa el declive de los polinizadores

Las poblaciones de abejas y otros polinizadores están disminuyendo rápidamente y de ellas depende en gran medida la producción de alimentos y la biodiversidad terrestre
Cartel día munidal de las abejas

Desde que en 2004 se produjo la desaparición masiva de abejas en California, se ha puesto especial atención en la rápida disminución de las poblaciones de los polinizadores que se está produciendo en todo el mundo. Las tasas actuales de extinción de especies son de 100 a 1.000 veces más altas de lo normal debido a la actividad humana, y el 40% de esta pérdida de diversidad corresponde a las especies de polinizadores invertebrados, sobre todo a las abejas y mariposas.

Debido a la importancia de este suceso se empezó a investigar cuales eran las razones que llevaban a la reducción de las abejas y otros polinizadores, y las evidencias han mostrado que son los cambios en el uso de la tierra y la estructura del paisaje, las prácticas agrícolas intensivas, los monocultivos y el uso de biocidas, en concreto los neonicotinoides, los que han provocado pérdidas a gran escala, y degradación de sus hábitats. Las plagas y enfermedades resultantes de la reducción de la resistencia de las colonias de abejas y de la globalización, que facilita la transmisión de plagas y enfermedades a largas distancias, representan una amenaza especial. Además, el cambio climático también tiene un impacto negativo ya que los cambios en el tiempo de floración dificultan la polinización en gran parte al desincronizar la demanda (flores en flor) con el suministro de proveedores de servicios (poblaciones abundantes y diversas de polinizadores).

Toda esta situación es alarmante ya que las abejas, al igual que otros polinizadores desempeñan un papel muy importante. Por un lado, las abejas proveen alimentos de alta calidad como la miel y la jalea real y otros productos utilizados en el cuidado de la salud y otros sectores como la cera y el veneno. Por otro lado, lo que se considera su mayor contribución es la polinización de casi tres cuartas partes de las plantas que producen el 90% de los alimentos del mundo. Al transportar el polen de una flor a otra, las abejas, las mariposas, las aves, los murciélagos y otros polinizadores facilitan y mejoran la producción de alimentos, contribuyendo así a la seguridad alimentaria y la nutrición. Además, la polinización tiene un impacto positivo en el medio ambiente en general, ayudando a mantener la biodiversidad y los ecosistemas de los que depende la agricultura.

Además, las plantas cultivadas que dependen de la polinización son una importante fuente de ingresos para los agricultores, especialmente los pequeños agricultores y las explotaciones familiares en los países en desarrollo. Proporcionan empleos e ingresos a muchos millones de personas. Según las estimaciones de un estudio internacional realizado en 2016 por la Plataforma intergubernamental científico-normativa sobre diversidad biológica y servicios ecosistémicos, la producción mundial anual de alimentos que depende directamente de la polinización tiene un valor que oscila entre 235 y 577 mil millones de dólares.

Con el propósito de arrojar luz sobre el hábitat de los polinizadores para mejorar las condiciones de supervivencia y favorecer que las abejas y otros polinizadores prosperen, el pasado 20 de mayo se celebró en Eslovenia el primer día mundial de las abejas, donde se dejó ver que, para proteger a las abejas y a los polinizadores de las amenazas a su abundancia, diversidad y salud, se deben realizar esfuerzos para construir una mayor diversidad de hábitats de polinizadores en entornos agrícolas y urbanos. Y se deben implementar políticas favorables a los polinizadores que promuevan el control biológico de plagas y limiten el uso de pesticidas.

Por su parte, los agricultores pueden ayudar a mantener la abundancia, la diversidad y la salud de los polinizadores mediante el uso de prácticas innovadoras que integran el conocimiento y la experiencia local y científica y mediante la diversificación de las granjas para hacer que los recursos alimentarios y el refugio estén continuamente disponibles para los polinizadores. También se necesita aumentar la colaboración entre las organizaciones nacionales e internacionales, los cuerpos académicos y de investigación y las redes para monitorear, investigar y evaluar los polinizadores y los servicios de polinización.