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El desperdicio de alimentos a nivel mundial supone unas pérdidas de casi dos billones de euros

Ya está disponible la versión en español del informe del Panel de Expertos de Alto Nivel del Comité de Seguridad Alimentaria sobre este tema

Ya está disponible la versión en español del informe del Panel de Expertos de Alto Nivel del Comité de Seguridad Alimentaria sobre este temaLa pérdida y el desperdicio de alimentos es la disminución, a lo largo de toda la cadena alimentaria (desde el cultivo hasta el consumo) y debido a cualquier causa, de la cantidad de alimentos que en principio estaba previsto que se destinaran al consumo humano. Estas pérdidas ascienden a 1.300 millones de toneladas métricas al año.

La principal diferencia entre pérdida y desperdicio está en las causas: el desperdicio se produce por una decisión nuestra, voluntaria, mientras que las pérdidas no. Normalmente las pérdidas se concentran en las primeras fases de la cadena alimentaria y el desperdicio en las últimas, a nivel de consumidores finales.

En Europa el total de pérdidas y desperdicio de alimentos es de unos 280 kilos por persona al año, de los cuales, casi 100 kilos son desperdicio que se produce a nivel de los consumidores. Sin embargo, en África Subsahariana, el total de pérdidas y desperdicio de alimentos es de unos 170 kilos por persona al año pero, de ellos, solo 7 kilos corresponden a desperdicio a nivel de consumidores.

¿Qué consecuencias tiene el desperdicio de alimentos?

Las pérdidas y desperdicio de alimentos tienen impactos negativos en diferentes ámbitos (en lo económico, en lo social y en lo medioambiental) y a diferentes niveles (desde el nivel doméstico hasta el mundo globalizado).

En el nivel micro, estas pérdidas implican que los hogares gastamos un mayor porcentaje de recursos en alimentos que luego no son consumidos y aumentamos la basura, lo cual produce una mayor contaminación y aumenta de forma innecesaria las emisiones de gases de efecto invernadero.

A lo largo de la cadena alimentaria, esto supone una mayor ineficiencia (gastamos más recursos para alimentarnos), una menor productividad y una mayor complejidad de la gestión de la basura. A nivel global, estas pérdidas y desperdicios se traducen en incrementos de precios de los alimentos; este incremento agrava la situación de las familias más pobres, aquellas que tienen que dedicar hasta un 80 % de sus ingresos simplemente a alimentarse; personas que, con precios más altos, se ven expuestos al hambre. Además se incrementa de forma innecesaria la presión sobre los recursos naturales y se contribuye al cambio climático, haciendo que el sistema alimentario a nivel global sea cada vez más insostenible.

¿Por qué se producen estas pérdidas y desperdicio de alimentos?

Cuando se analizan las causas podemos ver que éstas afectan a muy diferentes momentos de la cadena alimentaria y diversos niveles, desde lo micro hasta lo estructural: las causas relacionadas con el nivel micro están relacionadas con acciones u omisiones a nivel individual mientras que las cusas estructurales o sistémicas están relacionadas con el malfuncionamiento del sistema alimentario, deficiencias institucionales o condicionamientos políticos.

Hay causas que operan al inicio de la cadena alimentaria antes incluso de la cosecha, como pueden ser prácticas agronómicas inadecuadas, factores ambientales, mala elección de los cultivos de acuerdo a las condiciones del terreno, etc. A veces la producción se queda sin recoger y se desperdicia en el campo debido a que no cumple con determinados estándares exigidos por el mercado o debido a que los precios al tiempo de la cosecha hacen ineficiente recogerlos. Otras veces las pérdidas se producen durante la cosecha y primera manipulación, debido a técnicas inadecuadas, a falta de medios adecuados, a carencia de lugares de almacenamiento, etc. También hay descartes de alimentos que, aunque son adecuados para el consumo humano, no cumplen los estándares "estéticos" que impone el mercado. Algunas pérdidas de alimentos -especialmente en países en desarrollo- se producen porque no se cuenta con adecuadas instalaciones de almacenamiento y conservación, especialmente para aquellos productos que requieren refrigeración, o porque las condiciones de transporte son deficientes (malos caminos, vehículos inadecuados, ...). En los países en desarrollo las pérdidas de frutas y hortalizas debidas a las deficientes infraestructuras de almacenamiento y transporte oscilan entre el 35 y el 50 %. Consulta el informe