La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) ha publicado el informe El futuro de la alimentación y la agricultura: Tendencias y desafíos, en el que se analizan los desafíos y retos a los que se enfrentan los sistemas alimentarios en el presente y en el futuro.
El informe recalca que, si queremos eliminar el hambre para el 2030, deberemos cambiar la forma de producir alimentos y asumir diferentes retos a los que nos enfrentamos, como el agotamiento de recursos naturales, la desigualdad creciente y los efectos del cambio climático.
La población seguirá creciendo y en consecuencia se elevará la demanda de alimentos, lo que se traducirá en una mayor presión sobre los recursos naturales. Además, las tendencias actuales avisan de que en el futuro las personas consumirán más carne, generando, entre otras consecuencias, mayores emisiones de gases de efecto invernadero, y planteando un reto mayor al que enfrentarse.
La tesis del informe plantea si seremos capaces de cubrir de forma sostenible las necesidades futuras de la población mundial; la respueta puede ser sí, pero solo si llevamos a cabo importantes transformaciones desde ya.
Esta transformación se basa en mejorar la eficiencia en el uso de los recursos. Los sistemas agrícolas que usan muchos insumos, que causan deforestación o escasez de agua, no pueden garantizar un sistema sostenible, por lo tanto deberán ser sustituidos.
Para lograr el sistema alimentario más favorable a todos se necesita una mayor inversión en los sistemas agrícolas y agroalimentarios, más fondos para la investigación y el desarrollo, apoyo a la resiliencia, cambio en las cadenas de suministro de alimentos que mejoren la relación entre productores y mercados y faciliten el acceso a alimentos sanos y nutritivos, e impulsar la protección social de las personas más desfavorecidas por el sistema actual.