El pasado 24 de enero se desarrolló en la sede central de la FAO, en Roma, el evento "El derecho a una alimentación adecuada. Promover la rendición de cuentas relativa a las medidas de seguridad alimentaria a las personas más afectadas por la inseguridad alimentaria y la malnutrición", organizado por la representación permanente de Noruega ante los organismos de las Naciones Unidas en Roma y el Mecanismo de la Sociedad Civil para las relaciones con el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (MSC), en colaboración con las representaciones permanentes de Brasil, Suiza y Sudáfrica.
Esta reunión contó con la participación del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la presidenta del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, el vicepresidente del FIDA, representantes del Mecanismo de la Sociedad Civil para las relaciones con el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, Olivier De Schutter -miembro del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas-, Hilal Elver -Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación-, entre otros.
El acto pretendía abordar tres cuestiones fundamentales:
- ¿Cuál es el papel del derecho a una alimentación adecuada en el CSA, 20 años después de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación?
- ¿Por qué es importante rendir cuentas a las poblaciones afectadas para el derecho a una alimentación adecuada de las personas más afectadas por la inseguridad alimentaria y la malnutrición, y cómo funciona en la práctica?
- ¿Por qué es importante a nivel nacional el derecho a una alimentación adecuada y la rendición de cuentas a las poblaciones afectadas?
En la inauguración del evento, la Sra. Amira Gornass, representante permanente de la República del Sudán ante los organismos de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura con sede en Roma y presidenta del Comité de Seguridad Alimentaria, destacó que el acceso a una alimentación adecuada, suficiente y nutritiva, condiciona la realización de otros derechos, como el derecho a la salud o incluso el derecho al desarrollo.
En su intervención, Olivier de Schutter, que ha sido relator especial sobre el derecho a la alimentación durante 8 años y actualmente es miembro del Comité de Naciones Unidas para los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, afirmó que el derecho a la alimentación tiene un papel muy importante que jugar en el desafío de acabar con el hambre; no es solamente un símbolo, sino que debe ser un instrumento clave que implica movernos de un enfoque “caritativo” en la lucha contra el hambre hacia un enfoque de derechos. Y en esta tarea de acabar con el hambre y garantizar el derecho a la alimentación, nuestro peor enemigo es mantener un planteamiento de “business as usual”.
Por su parte, la actual relatora, Hilal Elver, en un mensaje videograbado, afirmó que el hambre y la malnutrición persisten, no debido a la falta de alimentos para todas las personas, sino a causa de la pobreza, la desigualdad económica y social, así como la falta de acceso a los recursos naturales. Desde su atalaya privilegiada para observar el devenir de este derecho, la profesora Elver afirmó que, veinte años después de la I Cumbre Mundial de la Alimentación, el reconocimiento del derecho a la alimentación, en todo el mundo, se debilita y resulta difícil dicho reconocimiento si no existen normas al respecto que lo regulen.
Y ejemplificó su dura afirmación con dos situaciones recientes y concretas de la escena internacional en las que se ha obviado el enfoque de derecho a la alimentación:
- El primer ejemplo es la Cumbre del Clima de París, en la que, si bien aparece mencionado en el preámbulo, fruto de la insistencia de las ONG, sin embargo, según la relatora, las grandes empresas agroalimentarias mostraron gran recelo al respecto, hasta el punto de rechazar su inclusión en el texto normativo, olvidando así el papel clave de la agricultura en el cambio climático y las repercusiones del cambio climático en la agricultura y en el derecho a la alimentación.
- El segundo ejemplo es la formulación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en la que, si bien aparece en el objetivo 2 “poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”, el enfoque de derecho a la alimentación no aparece. Aparecen otros derechos humanos en la Agenda, como es el caso del derecho humano al agua y al saneamiento, pero se ha obviado cualquier referencia al derecho a la alimentación.