Los sistemas de alimentos modernos parecen ser asombrosamente diversos. La globalización ha asegurado que haya una gran variedad de alimentos disponibles, y además cada año, miles de nuevos productos alimenticios toman su lugar en los estantes de los supermercados. La producción mundial de cultivos se ha triplicado durante los últimos 50 años, impulsada principalmente por mayores rendimientos por unidad de tierra y la intensificación de los cultivos.
Sin embargo, según un informe publicado por Hivos y IIED, la abundancia y la variedad de los sistemas alimentarios modernos son engañosas. En la industria alimentaria, algunos ingredientes como la harina refinada, el azúcar, la soja, el aceite de palma y el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa aparecen una y otra vez en una gran cantidad de productos diferentes. De manera que, lo que parece ser variedad en muchos casos es una reingeniería interminable, nuevas combinaciones y reempaquetado de los mismos ingredientes básicos altamente procesados.
Los sistemas alimentarios modernos en realidad tienden hacia la uniformidad en la producción y comercialización. Gran parte de la comida producida actualmente se cultiva en monocultivos que involucran un pequeño número de variedades de cultivos. En la actualidad, 30 cultivos proporcionan el 95% de las calorías que las personas obtienen de los alimentos, y solo cuatro cultivos, maíz, arroz, trigo y patatas, suministran más del 60%.
Esta gran dependencia de una estrecha gama de cultivos, variedades y razas animales sin precedentes trae riesgos a largo plazo para la producción agrícola, para los medios de subsistencia y para la nutrición. Un riesgo clave es que socava la capacidad de la agricultura para adaptarse al cambio climático y para hacer frente a las plagas y enfermedades.
Coincidiendo con la amenaza de la biodiversidad agrícola, y vinculada con ella, se encuentra la homogenización de las dietas y la mayor ingesta de calorías, proteínas, grasas animales y alimentos ultraprocesados con alto contenido de azúcar, sal y grasa. Esta tendencia es más pronunciada entre el segmento cada vez más urbanizado de la población mundial con ingresos crecientes. Los problemas de salud que se relacionan con la dieta superan los derivados de la desnutrición en prácticamente cualquier parte del mundo, y las enfermedades no transmisibles son ahora la principal causa de muerte.
El mantenimiento de la biodiversidad agrícola es vital para cumplir con la seguridad alimentaria y nutricional y para hacer frente al desafío del cambio climático. Mejorar y diversificar las dietas es esencial para la salud humana y para limitar la propagación de enfermedades no transmisibles. A un nivel macro, promover la diversidad implica un cambio de la agricultura industrial, que depende de los monocultivos y un pequeño número de cultivos, variedades de cultivos y razas animales, a sistemas agrícolas sostenibles diversificados. A escala nacional y local, implica crear conciencia y estimular la demanda de alimentos diversos y saludables, ya que los mercados de diversos cultivos y productos de origen animal deben ser apoyados y ampliados. Mientras tanto, las políticas, los subsidios, los programas de investigación y extensión deben alinearse para respaldar la producción y el consumo de alimentos diversos. Y los fundamentos culturales de diversos sistemas alimentarios, que también están bajo amenaza en todo el mundo, deben ser protegidos y fortalecidos.
La producción agrícola diversa y las diversas dietas pueden reforzarse mutuamente. Dado que la demanda del consumidor y el poder adquisitivo dan forma a los incentivos de los agricultores para conservar una gran variedad de cultivos, la promoción de diversas dietas ayuda a mantener la biodiversidad agrícola y respalda el desarrollo rural. Al mismo tiempo, la producción agrícola diversa puede hacer que una gran variedad de alimentos esté disponible para los consumidores.
Por otro lado, los sistemas alimentarios y las políticas que los afectan deben ser más inclusivos y receptivos a las necesidades tanto de los agricultores como de los consumidores. Los problemas del sistema alimentario son demasiado complejos e involucran demasiadas partes interesadas para que el gobierno o cualquier entidad individual lo aborden por sí solos.
Con estos puntos en mente, esta investigación identifica cinco pasos para enriquecer los sistemas alimentarios, dirigidos a una variedad de partes interesadas.
- Paso 1: reorientar las políticas alimentarias y agrícolas para fomentar la diversidad, la sostenibilidad y la asequibilidad
- Paso 2: utilizar los mercados para apoyar la diversidad en la producción
- Paso 3: crear un entorno propicio para fomentar las variedades de cultivos locales, las razas animales y los cultivos infrautilizados
- Paso 4: alimentar el patrimonio biocultural y el conocimiento tradicional
- Paso 5: aumentar la conciencia y catalizar el cambio a través de enfoques innovadores de múltiples partes interesadas