Un análisis llevado a cabo por The Oakland Institute explica cómo las herramientas del BM actúan en detrimento de los habitantes de los países en desarrolloEl Banco Mundial (BM) fue creado con el objetivo de disminuir la pobreza y asesorar a los países más pobres de forma que pudieran desarrollar todo su potencial. Pero desde sus inicios las medidas del BM han creado controversia entre la sociedad civil. The Oakland Institute ha elaborado un análisis, bajo el nombre de Ceguera Intencional, que expone las consecuencias reales de las medidas llevadas a cabo por el BM.
Los programas de ajuste estructural iniciados en la década de 1980 tuvieron como resultado el empobrecimiento de los habitantes de los países del Sur y, aunque fueron abandonados, desde el año 2002 el BM ha inventado otras herramientas que siguen beneficiando al capital privado y perjudicando a las comunidades locales.
Una de ellas es el Doing Business Report (Haciendo Negocio: DB) una especie de ranking de los países según la facilidad que existe en ellos para atraer capital y hacer negocio. Esta herramienta es seguida por los inversores del todo el mundo y ha conllevado la competencia entre los países para ver quien desregula más sus sistemas económicos. Aunque esta clasificación no se centra en la agricultura tiene impacto directo en las políticas agrícolas y en la seguridad alimentaria; valora los países que permiten alquilar tierras a empresas extranjeras, que posibilitan la transferencia de contratos de arrendamiento o que reducen los costes transacción para corporaciones extranjeras. En el 2013 un comité independiente de expertos llegó a la conclusión de que este instrumento había dejado de ser puramente informativo y había pasado a convertirse en una herramienta legislativa que además orientaba la financiación del banco. El DB, según el trabajo de The Oakland Institute, usa una metodología que no demuestra que este instrumento sea útil para luchar contra la pobreza y que únicamente sigue la lógica de las grandes corporaciones.
La otra herramienta clave que usa es el Benchmarking the Business of Agriculture (Índice de Referencia del Negocio de Agricultura: BBA) que hace una valoración de la aptitud para la agricultura comercial de cada país. Las mediciones las realiza en siete áreas (las semillas, los fertilizantes, la tierra, el transporte, los mercados y la agricultura por contrato).Este instrumento no se centra y valora las necesidades de los agricultores sino que beneficia a la agroindustria que tiene acceso a la información. El BBA potencia la inversión en la agricultura a gran escala olvidando el potencial que puede llegar a tener una agricultura familiar más sostenible y ecológica. Las protestas de la sociedad civil en contra de las políticas del BM hicieron que en el 2013 el presidente del banco se mostrara preocupado por los derechos de los afectados, sin embargo las estrategias del BM siguen la misma línea: potencian las explotaciones agroindustriales y masivas mientras que se producen daños ambientales, desplazamiento forzado de las comunidades locales, acaparamiento de tierras y recursos por parte de las grandes corporaciones extranjeras y, como resultado, un mayor empobrecimiento de las comunidades rurales y agrarias.
El informe plantea que las decisiones de un gobierno no deberían regirse por una institución lejana, deberían ser competencia de los ciudadanos. El sistema alimentario debe basarse en la soberanía alimentaria y no estar en manos de un número reducido de empresas que explotan los recursos sin salvaguardar los derechos humanos de las comunidades locales.Accede al informe completo (en español)
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La clasificación del Banco Mundial empobrece a los pequeños agricultores
11/11/2014
Un análisis llevado a cabo por The Oakland Institute explica cómo las herramientas del BM actúan en detrimento de los habitantes de los países en desarrollo
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