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La crisis empujará al hambre a 16 millones de niños

La acción combinada de la crisis financiera y la del precio exorbitado de los alimentos va a suponer que en 2020 sean 16 millones de niños más los que se sumen a los 900 millones de personas actualmente malnutridas en el mundo, de acuerdo con un estudio del Instituto para la Investigación de Políticas Alimentarias presentado en Maputo (Mozambique).

La acción combinada de la crisis financiera y la del precio exorbitado de los alimentos va a suponer que en 2020 sean 16 millones de niños más los que se sumen a los 900 millones de personas actualmente malnutridas en el mundo, de acuerdo con un estudio del Instituto para la Investigación de Políticas Alimentarias presentado en Maputo (Mozambique). Entre 2003 y 2007 el número de personas con hambre en el mundo ha pasado de 848 millones a 923 millones, según la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO).

El estudio del IFPRI parte de que el crecimiento económico mundial se verá reducido entre un 2% y un 3% y que la crisis financiera implicará una menor inversión en agricultura, "con consecuencias muy duras para las economías de países emergentes y para la población más necesitada", dijo ayer el director general de IFPRI, Joachim von Braun, quien recordó que los más pobres destinan a comprar comida entre el 50% y el 70% de su salario.

Más inflación

Los países pobres son los que más han sufrido la inflación de los alimentos. Ésta ha crecido más que la general en 27 de las 31 naciones que tienen mayores tasas de malnutrición. La crisis, además, repercutirá en los salarios de los más vulnerables e impactará directamente en la calidad de los alimentos, con menos vitaminas y micronutrientes.

En Bangladesh, por ejemplo, un aumento de precios del 50% hará aumentar un 25% el número de mujeres y niños con deficiencias de hierro. Ellas se ven afectadas por una peor resistencia a las enfermedades, con mayores riesgos durante el embarazo y el parto, y los niños adolecen de un menor desarrollo cognitivo.

En un segundo escenario, en el que pese a la crisis se mantengan las inversiones agrícolas, se demuestra que los cereales bajarían sus precios, el consumo de calorías por persona aumentaría, y, por tanto, se reduciría el número de niños con malnutrición. "Necesitamos un esfuerzo mayor para resolver la crisis alimentaria, crear defensas para el futuro y reducir la pobreza y el hambre", dice Von Braun, que apunta tres actuaciones: promover un crecimiento agrícola en los países más pobres, reducir la volatilidad de los mercados y expandir los programas de bienestar social y de nutrición infantil.