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La E-agricultura, ¿una gran oportunidad o un gran problema para los agricultores?

La E-agricultura puede ayudar a los agricultores a mejorar su eficiencia. No obstante, estas innovaciones aún no están bien reguladas, por lo que los derechos de estos trabajadores se han visto reducidos
Gráfico sobre la e-agricultura

La E-agricultura, que usa información y nuevas tecnologías (TIC) de manera mucho más intensa, es capaz de establecer altos niveles de precisión en cuanto la información que afecta a los cultivos, consiguiendo incrementar la eficiencia de estos. Estos datos se recaban mediante aparatos de tecnología punta como sensores, drones, satélites, etc. Además, esta información no es solo útil para el cuidado de los cultivos sino que también puede permitir establecer cuál es el transporte, el empaquetado y el almacenaje óptimo de estos productos. Por lo tanto, estos sistemas también pueden ayudar a mejorar la seguridad y la calidad de los productos, evitar el desperdicio y reducir las labores humanas, a la vez creando nuevos puestos de trabajo relacionados con la instalación y el manejo de estos datos.

Sin embargo, hay tres inconvenientes que deben ser resueltos:

  • En primer lugar, no hay normas que regulen a quien pertenece esta información. Por ello, otros individuos además de los dueños de los cultivos son capaces a acceder a ella sin su consentimiento.
  • Por otra parte, instalar estas tecnologías supone una gran inversión que debe ser asumida por los agricultores únicamente aunque luego la información pueda ser usada abiertamente por otros actores sin ningún coste.
  • Por último, la dificultad que los agricultores pueden tener a la hora de manejar y analizar la información recolectada es un problema, puesto que, al no poder asumir los altos costes y no tener las competencias necesarias para usar estas tecnologías, puede suponer que los agricultores con menos recursos se vean perjudicados por estos sistemas o queden marginados en este tipo de agricultura.

La E-agricultura podría ayudar al abastecimiento de alimentos nutritivos, sanos y más accesibles y podría ser una herramienta clave para luchar contra los nuevos retos a los que el sistema alimentario global se enfrenta. Pero, para que esta forma de agricultura sea positiva, se necesita un marco institucional más sólido a nivel internacional, nacional y local, que salvaguarde los derechos de los agricultores –especialmente en el marco de la agricultura familiar y campesina– y que establezca límites en cuanto al uso de la información generada con la aplicación de estas nuevas tecnologías. Igualmente sería interesante una mayor orientación o vinculación con la agroecología.