La crisis de alimentos que acecha desde hace meses al mundo entero es el mayor reto al que se ha enfrentado este catalán. El segundo de a bordo de la agencia de alimentación de la ONU planea darle la vuelta a la adversidad.Se ha enfrentado antes a situaciones complicadas, pero ninguna como la que ahora se le ha venido encima. José María Sumpsi, catalán de 59 años que vive a caballo entre Roma, donde está su trabajo, y Madrid, donde está su casa, es el segundo hombre más poderoso de la FAO, la Organización para la Agricultura y la Alimentación de la Organización de las Naciones Unidas. Tiene ante sí un reto complicado: evitar que los altos precios de las materias primas ocasionen un nuevo tsunami alimenticio en el mundo que se lleve por delante la estabilidad de, al menos, 33 países. Entrevista del diario El País.
Pregunta. ¿Qué hace a esta crisis alimentaria diferente de las anteriores?
Respuesta. La novedad es que han confluido muchos elementos y, sobre todo, una violencia que era desconocida. Hasta ahora, las hambrunas llegaban por catástrofes naturales como las sequías. Ésta viene por el precio de los alimentos, y además será coyuntural.
P. ¿Entonces, el Primer Mundo tiene la culpa de que 100 millones de personas puedan pasar hambre?
R. En buena parte, sí. Hay muchos factores como la crisis financiera, los cambios de moneda o los biocombustibles que son cuestiones creadas por las economías avanzadas. Pero otras no. Hay países como China o India, que suponen el 40% de la población mundial, donde antes la gente se alimentaba con un tazón de arroz. Ahora, su nivel de vida ha aumentado, y quieren un filete. Esta demanda, sumada al aumento de población y los altos precios, da como resultado una ecuación complicada.
P. Se señala a los biocombustibles como la causa principal de todos los males...
R. De todo no, pero por supuesto que tienen una parte de responsabilidad. Según estudios de la FAO y de otros organismos internacionales, entre 2006 y 2007 han tenido una contribución a la subida de los precios de entre el 5% y el 10%. Eso se ha juntado con otros factores. Ahora bien, de cara al futuro, si Estados Unidos o la Unión Europea siguen convirtiendo más y más producto agrario en biodiésel o bioalcohol, a medio plazo los biocombustibles se convertirán en el gran problema.
P. Los analistas dicen que las materias primas son el nuevo refugio de muchos inversores escaldados. ¿Eso también influye?
R. Por supuesto. Ante una crisis hipotecaria o financiera hay masas de dinero que van cambiando de producto. Han decidido refugiarse en los alimentos, algo que no pasaba desde hace tres décadas. Saben que las reservas son las más bajas desde hace 30 años, y esto crea una oportunidad de rentabilidad para los próximos años. Estas inversiones han empezado a empujar sus precios hacia arriba.
P. El Banco Mundial y el FMI no hablan de las bolsas de materias primas como un problema. Sólo acusan al biocombustible.
R. Hay que tener en cuenta que las reuniones de estos organismos son puramente financieras. Sólo el hecho de mencionar que hay un problema con los alimentos por primera vez en la historia, es muy positivo. Si detrás de las menciones a los carburantes se esconde alguna otra intención de despiste, no lo sé, pero tampoco creo que estas instituciones sepan mucho sobre materias primas, porque, hasta ahora, ése era un mercado residual.
P. Los grandes productores se niegan a exportar parte de su producción. Después de años en busca del libre mercado, ¿eso supone un fracaso?
R. Ahora mismo estamos en el ojo del huracán de la crisis. La nueva situación está creando una vuelta atrás, después de años de liberalismo. Pero la vuelta a la autosuficiencia es coyuntural. Es un péndulo, y la crisis, si adoptamos las medidas precisas, nos dejará en una posición equilibrada. El comercio es clave, el mercado también, pero hay que arbitrar mecanismos internacionales que permitan evitar desastres.
P. ¿Y cuáles son esas medidas necesarias?
R. Una acción combinada con otras instituciones, porque el problema es tan grave que no puede solucionarlo sólo la FAO. En junio propondremos crear un sistema de reservas internacional, stocks o medidas regulatorias que aseguren un mínimo de reservas mundiales.
P. ¿Como un banco central de alimentos?
R. Algo así. No está claro, y por eso hemos organizado esa reunión con los mandatarios de todos los países. También para discutir las medidas agrarias de los países, aumentar la producción y buscar medidas que calmen el clima político actual.
P. Entonces, ¿la crisis puede acabar en algo bueno
Noticias
La FAO no puede resolver sola la crisis alimentaria, según su subdirector
23/04/2008
La crisis de alimentos que acecha desde hace meses al mundo entero es el mayor reto al que se ha enfrentado este catalán. El segundo de a bordo de la agencia de alimentación de la ONU planea darle la vuelta a la adversidad.