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La seguridad alimentaria solo se puede garantizar a través de sistemas alimentarios sostenibles

Entre otras cosas, esto requiere un esfuerzo de adaptación al cambio climático que debe impulsarse sin dilación
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Hace unos meses, el Foro Global sobre Seguridad Alimentaria y Nutrición facilitó una discusión en línea sobre “Sistemas agrícolas sostenibles para la seguridad alimentaria y nutricional” que durante tres semanas contó con la participación de representantes de 14 países que aportaron 45 contribuciones, y que la FAO ha resumido en un breve informe.

El cambio climático supone una amenaza para la seguridad alimentaria; por ello, luchar contra el hambre pasa por adaptar el sistema alimentario global a este fenómeno. Generalmente las políticas relacionadas con el sector de la agricultura no han contemplada la sostenibilidad ambiental y los recursos naturales. Es urgente, por lo tanto, implementar normativas y políticas que incorporen el fenómeno del cambio climático.

La mayoría de los participantes consideraron que, para que la agricultura sea sostenible, los sistemas requieren una planificación y un uso adecuado de la tierra. El monocultivo es uno de los principales factores de riesgo para la sostenibilidad, debido a la disminución de la fertilidad del suelo y de la vulnerabilidad a las plagas.

En estas conversaciones, mantenidas en línea, se puso de manifiesto la necesidad de fortalecer la resiliencia. Para crear un sistema alimentario más resiliente se deben promover las variedades locales tolerantes a la sequía, las inundaciones, el calor o las plagas, y  fomentar el cultivo de variedades de legumbres, frutas y verduras ricas en nutrientes.

Los participantes acordaron que solo se podrá lograr un sistema agrícola sostenible si existe un compromiso real de los políticos y gobiernos. El compromiso se debe demostrar implementando un  proceso continuo de responsabilidad e información sobre el coste y las estrategias que se deben llevar a cabo. Es necesario apoyar a la pequeña agricultura desde los gobiernos; a veces los agricultores locales no pueden pagar el coste asociado a las mejores prácticas agrícolas y por ello los estados deben desempeñar un papel importante en la prestación de servicios financieros y prácticos de apoyo.

La capacitación de los pequeños agricultores sobre la sostenibilidad agrícola es la base para transitar hacia sistemas agrícolas adaptados al cambio climático,  que supondrá resultados mejores tanto a nivel económico como de salud.  También es urgente llevar a cabo investigación científica a través de equipos interdisciplinarios para revisar las prácticas locales y fomentar aquéllas que sean  prometedoras. Debería promoverse una integración del conocimiento indígena y científico, por ejemplo, apoyando una plataforma de innovación usando idiomas locales y vinculando a los diferentes actores del sistema de producción (granjeros, investigadores…).

Los consumidores también deben ser concienciados en temas relacionados con la nutrición, como cuál debe ser una dieta equilibrada, la importancia de higiene y saneamiento o el valor nutricional de diferentes alimentos.

Lo que el debate evidencia es que la adaptación al cambio climático es la única forma de asegurar el derecho a la alimentación de todos/as y es urgente que esta adaptación se inicie sin más dilación.