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La UE aspira a reducir la contaminación que producen los transportes europeos

La Unión Europea aspira a liderar la lucha contra el cambio climático y no ceja en su empeño de proponer medidas restrictivas para algunos de los sectores que más contaminan. Como es el caso de los transportes por carretera y aéreo.

La Unión Europea aspira a liderar la lucha contra el cambio climático y no ceja en su empeño de proponer medidas restrictivas para algunos de los sectores que más contaminan. Como es el caso de los transportes por carretera y aéreo.La UE pretende que Europa sea líder en la lucha contra el cambio climático y ha prometido reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero un 20% hasta el año 2020. Pero para hacer esto realidad es imprescindible introducir nuevas normas que pongan freno a las emisiones de los sectores más contaminantes.

El transporte en la UE-15 es ya responsable del 21% de las emisiones de gases de efecto invernadero, y esto sin contar las emisiones de la aviación y el transporte marítimo. En el período de 1990 a 2004 el aumento de las emisiones por uso del vehículo privado fue del 27%, y del 51% del transporte de mercancías por carretera.

El transporte por carretera representa cerca de un cuarto de las emisiones de dióxido de carbono en Europa. Por su parte, las emisiones de CO2 del transporte aéreo se han multiplicado por dos desde 1990.

La Comisión Europea propondrá próximamente una legislación que fije unos estándares obligatorios para las emisiones de CO2 de los coches, aunque la industria del automóvil está ejerciendo una fuerte presión en contra.

El Parlamento Europeo puede aún votar por unos estándares más estrictos.

"Dos terceras partes" de la contaminación urbana en España podrían estar causadas por un 20% de vehículos "altamente contaminantes", que sumarían un total de dos millones de coches, indica Francisco García-Blanch, experto en evaluación de políticas comunitarias. La existencia de este parque de vehículos es consecuencia de "un sistema de control de emisiones muy pasivo", dependiente de la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) y mucho menos "riguroso" que el existente en Estados Unidos, añade. Las entidades locales, facultadas para efectuar los controles de las emisiones de partículas y dióxido de carbono de los coches, "han abandonado totalmente esta práctica", asegura García-Blanch.

En las grandes ciudades europeas "se echa en falta" un método para "medir y predecir" los flujos de tráfico "más calientes" que generan los niveles de contaminación referidos, señala la directora del Instituto de Estudios del Transporte de la Universidad de Leeds (Reino Unido), Margaret Bell. Si se llevase a cabo la medición del tráfico en las zonas más concurridas, los planes de calidad del aire previstos en la normativa de las ciudades podrían contar con nuevos elementos de gestión para actuar sobre el agente más determinante en la contaminación atmosférica de las urbes, afirma la experta.

La importancia de las emisiones industriales tiende a disminuir en las ciudades, por el traslado de las fábricas a zonas rurales, asegura por su parte José Ramón Perán, director de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Valladolid. También incidió en el "cambio significativo" experimentado por el parque automovilístico, compuesto por coches de gran cilindrada que han adoptado de forma mayoritaria el diesel y "cuyo poder contaminante" es mayor que el de otro tipo de vehículos. No obstante, en los próximos años "se prevé" una importante disminución de la polución atmosférica generada por los coches, debido a la legislación europea, concluye.