La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha publicado el trabajo La alimentación y la agricultura. Claves para la ejecución de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en el que, de manera concisa, explica qué estrategias lleva a cabo para lograr que los ODS lleguen a ser una realidad.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son 17 objetivos que contienen 169 metas que según lo previsto deberían guiar las acciones de los gobiernos, los organismos internacionales, la sociedad civil y otras instituciones en los próximos 15 años. Estos ODS pretenden crear un mundo sostenible y resiliente para las generaciones actuales y futuras y vencer así al hambre y la pobreza. Los ODS deben ser la referencia para las políticas y los programas de desarrollo a nivel nacional, siendo las Naciones Unidas el coordinador de éstos.
La alimentación y la agricultura se sitúan en el centro de la agenda ya sea para erradicar la pobreza y el hambre, responder al cambio climático o conservar los recursos naturales. Actualmente en el mundo hay comida suficiente para todos/as aunque 800 millones de personas siguen sufriendo hambre; superar esta realidad no consiste sólo en producir más alimentos sino también en crear sistemas alimentarios resilientes y sostenibles o fortalecer los mercados para que las personas puedan tener acceso a alimentos sanos y nutritivos.
Esta agenda reconoce el reto al que nos enfrentamos para acabar con el hambre. Los recursos naturales se están deteriorando, la diversidad biológica se está perdiendo y el cambio climático amenaza la producción mundial de alimentos, por lo que la agenda debe abordar estos retos. Para ello la FAO desarrolla un enfoque integrado para la sostenibilidad en la agricultura, la actividad forestal y la pesca basado en cinco principios claves que son: mejorar la eficiencia en el uso de los recursos; conservar, proteger y mejorar los ecosistemas naturales; proteger y mejorar los medios de vida rurales y el bienestar social; aumentar la resiliencia de las personas, las comunidades y los ecosistemas; y promover la buena gestión de los sistemas naturales y humanos.
En el informe también se describen claramente los cinco objetivos estratégicos que la FAO mantiene: ayudar a eliminar el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición; hacer que la agricultura, la actividad forestal y la pesca sean más productivas y sostenibles; reducir la pobreza rural; propiciar sistemas agrícolas y alimentarios inclusivos y eficientes; e incrementar la resiliencia de los medios de vida ante las amenazas y crisis. Además de sintetizarlos se ponen de relieve las acciones que lleva a cabo la FAO para lograrlos.
La FAO junto con otros organismos con sede en Roma y otros asociados ha propuesto un grupo de indicadores que permiten avanzar hacia los objetivos. Esta organización ayuda a los países a controlar los indicadores que son una herramienta muy útil para ayudarles a formular políticas y asignar recursos, tal y como describe en este trabajo.