Los sistemas alimentarios afectan la salud a través de vías múltiples e interconectadas, generando costos humanos y económicos severos. Sin embargo, a menudo se pierde de vista la imagen completa, lo que permite ocultar las conexiones y dejar sin resolver las causas de la mala salud.
Un informe del Panel de Expertos en Sistemas Alimentarios Sostenibles (IPES FOOD) busca proporcionar una visión general completa, identificando las formas múltiples e interconectadas en que los sistemas alimentarios afectan a la salud humana y cómo las relaciones de poder y los imperativos prevalecientes en los sistemas alimentarios ayudan a dar forma a nuestra comprensión de los impactos que generan.
Son cinco los canales clave a través de los cuales los sistemas alimentarios afectan a la salud: riesgos laborales; contaminación ambiental; alimentos contaminados, inseguros y alterados; patrones dietéticos poco saludables e inseguridad alimentaria. Una extensa revisión de las evidencias sobre estos impactos mostró que se pueden centrar los esfuerzos para reformar los sistemas de alimentación y agricultura con el objetivo de proteger la salud humana. Los impactos en la salud generados por los sistemas alimentarios son graves, generalizados y estrechamente vinculados a las prácticas industriales de alimentación y agricultura.
Muchos de los impactos más graves en la salud se remontan a algunas de las principales prácticas industriales en este sector, por ejemplo, la agricultura intensiva y el uso excesivo de productos químicos. El modelo industrial de alimentación y agricultura no ha proporcionado una receta para abordar los problemas asociados.
Los impactos de los sistemas alimentarios en la salud están interconectados, se refuerzan y son complejos, pero se sabe lo suficiente como para actuar. Estos impactos son causados por muchos agentes e interactúan con factores como el cambio climático, las condiciones insalubres y la pobreza.
Se pueden identificar cinco puntos de apalancamiento co-dependientes para construir sistemas alimentarios más saludables. Estos puntos de apalancamiento indican el camino hacia cambios que, colectivamente, pueden proporcionar una nueva base de comprensión y acción para construir sistemas alimentarios más saludables.
- Promover la reflexión sistémica sobre los sistemas alimentarios: se debe hacer en todos los niveles, es decir, sacar sistemáticamente a la luz las conexiones múltiples entre diferentes impactos en la salud, tanto humana como del ecosistema, entre alimentos, salud, pobreza y cambio climático, y entre la sostenibilidad social y ambiental.
- Reestablecer la integridad científica y la investigación como un bien público: medidas para contrarrestar la influencia de intereses creados en la formación de conocimiento científico sobre los impactos de los sistemas alimentarios en la salud y reducir la dependencia de los investigadores respecto a la financiación privada.
- Hacer públicas las alternativas: es necesario saber más sobre los impactos positivos en la salud y el medioambiente de los sistemas alimentarios y agrícolas alternativos (por ejemplo, enfoques agroecológicos de manejo de cultivos y ganado que construyen nutrientes del suelo, secuestran carbono en el suelo o restauran funciones del ecosistema como la polinización y la purificación del agua)
- Adoptar el principio de precaución: los impactos en salud que provienen del sistema alimentario tienen causas complejas, múltiples, que interactúan entre ellas; se tratan de factores de riesgo que afectan a la salud de la población. Por ello es complejo el análisis y la generación de evidencia suficiente para tener certeza absoluta, aunque las investigaciones que se van realizando van a portando indicios de los impactos negativos en la salud pública por lo cual se necesita recurrir al principio de precaución para protegerla.
- Construir políticas alimentarias integradas bajo gobernabilidad participativa: los procesos de política deben estar a la altura de la tarea de gestionar la complejidad de los sistemas alimentarios y los riesgos de salud sistémicos que generan. Se requieren políticas alimentarias integradas y estrategias para superar los sesgos tradicionales en las políticas sectoriales y para alinear varias políticas con el objetivo de proporcionar sistemas alimentarios ambiental, social y económicamente sostenibles.