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¿Podemos comer con menos agua?

La Universidad de Minnesota evalúa el uso del agua en el sistema alimentario global
Gráfico sobre consumo de agua implícito en determinados alimentos

Los diferentes trabajos llevados a cabo por la Universidad de Minnesota pretenden proponer soluciones para lograr un sistema alimentario más sostenible y saludable. En el trabajo ¿Podemos comer con menos agua?, se analiza el uso de los recursos hídricos en el sistema actual y cómo podemos mejorarlo para lograr un sistema más sostenible.

Es evidente que nuestra alimentación afecta a la cantidad de agua que usamos. Las plantas que cultivamos o los animales que criamos necesitan agua. Alrededor del 90% del agua dulce que consumimos se utiliza para regar cultivos o criar animales.

Actualmente hay 800 millones de personas en todo el mundo que padecen el hambre y la insuficiencia de agua para regar los cultivos es una de las razones. Un reto para el sistema alimentario es administrar mejor el riego y producir alimentos donde el agua es escasa. Los diferentes alimentos consumen agua en cantidades diferentes; el ganado, por ejemplo, consume gran cantidad de agua dulce.

El 80% de las tierras cultivables dependen de la lluvia. La agricultura de secano es el mayor consumidor de agua y suministra del 60 al 70% de calorías alimentarias del mundo. Pero el 20 % de las tierras depende de al menos un poco de agua de riego. Alrededor del 24% de las tierras de cultivo, son regadas. Las tierras que reciben riego tienden a ser más productivas que las que son solo de secano. El rendimiento global de los cereales de regadío es aproximadamente 60% mayor que el de los cereales cultivados en tierras de cultivo de secano. Sin el riego, los rendimientos de cultivos globales disminuirían un 20%, dado que el riego es un suplemento a la lluvia en la mayoría de lugares. La mayor parte del riego se da en zonas áridas o semiáridas de todo el mundo.

Lograr un sistema alimentario sostenible pasa por hacer un uso responsable del agua dulce. Debemos centrarnos primero en las áreas del mundo que usan más agua y cultivan menos. En zonas con escasez de agua en las regiones de África, Asia, Europa y América del Sur, si aumenta la eficiencia, el consumo de agua se reduciría. Es importante también centrarse en mejorar el rendimiento de los cultivos básicos, como los cereales. El arroz y el trigo cubren casi dos tercios de la superficie irrigada y representan el 45 % del consumo mundial de agua de riego.

También podemos reducir el agua que usamos a través de los alimentos que comemos. Disminuir a la mitad la cantidad de proteína animal en nuestras dietas reduciría el consumo de agua entre un 4% y un 6%.

Se pueden llevar a cabo diferentes técnicas que nos ayuden a rentabilizar el consumo de agua, como recolectar y almacenar el agua de lluvia, usar el riego por goteo que es muy útil por ejemplo para reducir las pérdidas por evaporación en el espacio entre árboles frutales, incentivar los métodos agroecológicos que mejoran las condiciones de nutrientes del suelo y aumentan los rendimientos.