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Políticas públicas para impulsar comportamientos nutricionalmente mejores de los consumidores

Un informe del Global Panel on Agriculture and Food Systems for Nutrition analiza la importancia de los comportamientos de los consumidores
Gráfico sobre comportamientos nutricionales

La malnutrición, en todas sus formas, continúa siendo un desafío global: casi 800 millones de personas no tienen una alimentación suficiente; más de 2.000 millones sufren carencias de vitaminas y minerales; más de 1.500 millones sufren sobrepeso u obesidad. La falta de una alimentación variada y nutritiva continua siendo un factor clave en todas estas problemáticas, ya que, para los consumidores de muchos países de renta media y baja el consumo de alimentos nutritivos (frutas, verduras, pescado, lácteos, etc.) está limitada por falta de disponibilidad o de accesibilidad (altos precios) o de información.

El informe contextualiza que, aunque está centrado en actuaciones por el lado de la demanda, de los consumidores, sus recomendaciones deben cruzarse y coordinarse con las emitidas en otros informes previos sobre recomendaciones de actuación por el lado de la oferta.

Los consumidores afrontan las elecciones sobre la dieta condicionados por los precios, la disponibilidad, la accesibilidad, la calidad, las constumbres y normas sociales, los tiempos de preparación, los hábitos familiares, las creecias, los conocimientos, la influencia del marketing y la publicidad, etc. Y con todos estos condicionantes, en muchos casos hacen elecciones de alimentación que no son positivas para una buena nutrición, para su salud y su bienestar.
Los gobiernos tienen la responsabilidad, entre otras cosas, de posibilitar y estimular mejores decisiones alimentarias de los consumidores, que conduzcan a dietas más nutritivas que a su vez se traduzcan en reducción de costes de asistencia sanitaria y mejora de la productividad.

El informe propone recomendaciones en tres ámbitos:

  • Establecer estandares nacionales sobre dietas sanas y de alta calidad, para lo cual deben monitorear y evaluar las elecciones de consumo alimentario, los hábitos alimentarios, la sostenibilidad, etc.
  • Educar a los consumidores para mejores elecciones alimentarias, a través de campañas públicas de concienciación, de programas de educación nutricional, de la regulación del etiquetado, de la inclusión de aspectos o contenidos de educación nutricional en otro tipo de intervenciones.
  • Promover y facilitar el acceso a dietas de mejor calidad nutricional a consumidores de bajos ingresos, a través de subsidios, sistemas de protección social, programas específicos de comunicación orientados al cambio de comportamiento de grupos determinados, etc.