Aunque pueda sonar extraño que las abejas tengan alguna responsabilidad en la coyuntura actual de los precios de los alimentos, se trata de un problema ecológico con un potencial impacto económico y social de enormes dimensionesEn estas últimas semanas, a raíz de los datos publicados por la FAO sobre el record histórico del índice de precios de los alimentos alcanzado en diciembre 2010, ha vuelto a cundir la alarma por la posibilidad de una nueva crisis alimentaria, similar a la de 2008 que agregó otros 100 millones de personas a las filas de los hambrientos y llevó a la humanidad a sobrepasar la vergonzante cifra de mil millones de seres humanos viviendo en situación de hambre.
Con esta nueva alarma vuelven a resurgir las preguntas sobre las causas del alza de los precios. Quizás la conclusión más clara que se puede alcanzar después de leer multitud de artículos y reflexiones es que se trata de un problema complejo y multicausal. En estos momentos, la sequía rusa del verano pasado, las inundaciones provocadas en Australia por el fenómeno de La Niña, las alteraciones climatológicas que se van intensificando como efecto del cambio climático aparecen como causas muy llamativas, directas, inmediatas. Pero en cuanto se profundiza en el tema, la maraña se vuelve compleja.
Desde el encarecimiento del precio del petróleo, que influye directamente en la producción y distribución de insumos agrícolas, hasta la promoción de la producción de biocombustibles, que compite con los cultivos alimentarios por la tierra y los recursos productivos, pasando por la especulación financiera en los mercados de futuros de materias primas agrícolas, destino predilecto de los inversores especulativos después de la crisis inmobiliaria y financiera, o el papel que están jugando en la demanda global de alimentos algunos de los grandes países emergente, como China e India, encontramos complejas relaciones causales.
Entre las más curiosas, me ha llamado la atención la identificación como posible causa del alza de precios de los alimentos de un fenómeno que se viene dando desde 2006 y que se ha denominado desorden del colapso de colonias de abejas, especialmente grave en los Estados Unidos. De primeras, pensar que las pobres abejitas melíferas tengan alguna responsabilidad en la coyuntura actual de los precios de los alimentos suena cuanto menos pintoresco. Sin embargo, al profundizar en el tema, aparece un problema ecológico con un potencial impacto económico y social de enormes dimensiones.
Accede a información completa