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Un movimiento de largo plazo por la alimentación

La necesidad de desarrollar estrategias de transformación de los sistemas alimentarios para 2045
Detalle de la portada del informe

Hace 7 años, con la Agenda 2030, se estableció el compromiso mundial para erradicar el hambre en 2030. El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) que hace referencia a este acuerdo es el objetivo 2: Hambre cero, que busca poner fin al hambre, logrando la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición, promoviendo la agricultura sostenible. Sin embargo, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la disminución de la fertilidad del suelo y la pandemia de la COVID-19, han provocado un aumento del número de personas que padecen hambre en el mundo en estos años.  

De manera simultánea, las relaciones de poder en la economía mundial y en los sistemas alimentarios están cambiando radicalmente. En 2008, las empresas con más poder eran las que se dedicaban a la extracción del famoso oro negro (el petróleo). Pero después de más de una década, las cinco empresas más poderosas comercian con datos intangibles. Según el informe del IPES-Food titulado Long Food Movement, el próximo paso es desplegar los datos masivos y el ADN digital en la industria farmacéutica, los mercados de alimentos y los sistemas financieros de todo el mundo.

En este contexto, Ipes-Food está pensando en cómo serán los sistemas de alimentación en 2045 si se permite que los agronegocios se desarrollen como hasta ahora. Por el contrario, cómo sería si los movimientos sociales y la sociedad civil tomaran la iniciativa –ONG internacionales, cooperativas y sindicatos de agricultores, ganaderos…– Se podría conseguir un “movimiento de largo plazo por la alimentación” para pensar y actuar con décadas de anticipación, colaborar entre sectores, trabajar con los gobiernos y transformar los flujos financieros y los sistemas alimentarios de abajo hacia arriba.

En opinión del Ipes-Food, está claro que no es posible devolver el planeta a un espacio operativo seguro si el futuro sigue liderado por la agroindustria.  No obstante, el movimiento que propone el informe trae consigo una serie de riesgos, retos e incógnitas, además de un mapa con dos futuros muy diferentes para los sistemas alimentarios, las personas y el planeta.