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Un tratado de libre comercio en cuestión

El planteamiento de un amplio grupo de organizaciones no gubernamentales contra la negociación de un tratado de libre comercio (TLC) entre África y la Unión Europea (UE) obliga a analizar si, en caso de concretarse, sería beneficioso para ambas partes.

El planteamiento de un amplio grupo de organizaciones no gubernamentales contra la negociación de un tratado de libre comercio (TLC) entre África y la Unión Europea (UE) obliga a analizar si, en caso de concretarse, sería beneficioso para ambas partes.Los argumentos a favor y en contra abundan. Desde la Unión Europea (UE) se sostiene que se debe seguir adelante con las negociaciones, pese a los contratiempos vividos. Así se lo señaló a IPS Miguel Puente Pattison, portavoz en España de la Comisión Europea, el órgano ejecutivo del bloque de 27 países. Puente Pattison arguye que "el comercio es un factor crucial de desarrollo y crecimiento". "Si esto se acompaña de políticas adicionales, las políticas comerciales de la UE pueden proporcionar oportunidades para promocionar el desarrollo económico y combatir la pobreza", añadió. Es que "la política de desarrollo es parte sustancial de la estrategia comercial de la UE, cuyo objetivo es apoyar la integración gradual de los países en vías de desarrollo dentro de la economía mundial y del sistema comercial multilateral", concluyó. Por otro lado Silvia Sánchez, directora de la Coordinadora Estatal (española) de Comercio Justo, dijo a IPS que desde esa organización se recomienda a la UE que al negociar tengan en cuenta los requerimientos de un comercio justo y que esos criterios se incorporen a la agenda europea. La Coordinadora trabaja en el desarrollo del comercio alternativo, poniendo en relación directa a los productores del Sur con organizaciones del Norte industrializado, "que es una forma de regular los intereses de la comunidad y velar por un comercio justo", según Sánchez, quien no se pronunció sobre la negociación del Tratado, pues se consideran al margen del mismo. Organizaciones de la sociedad civil presentaron este jueves un reclamo a la oficina de la UE en Madrid para que se ponga fin a la negociación de los Acuerdos de Asociación Económica (EPA por sus siglas en inglés), "que la UE intenta imponer a los países de África, Caribe y Pacífico y que destruirán la economía de estos países", ex colonias europeas, según se indica en el comunicado. Añadieron que esos Acuerdos y Tratados de Libre Comercio "sólo buscan profundizar y perpetuar el sistema de dominación que ha provocado la actual crisis económica, alimentaria, energética y climática que todas y todos estamos sufriendo". Esto es así, prosiguen, porque "la estrategia de la Unión Europea "Europa Global: Competir en el mundo", supone la profundización de las políticas de competitividad y crecimiento económico que buscan favorecer los intereses de sus firmas transnacionales y profundizar en las políticas neoliberales, incompatibles con la lucha contra el cambio climático, la erradicación de la pobreza y la distribución de la riqueza". En síntesis, señalaron, "se trata de una recolonización". Pero una recolonización que no afectaría solamente a los países de África, sino que también "refuerza una Europa neoliberal, aumenta la militarización, la exclusión, las desigualdades y la mercantilización, así como endurece las políticas securitarias-represivas". Además manifiestan su creencia en que "será imposible la construcción de una Europa social, ecológica y democrática mientras que la UE persiga políticas comerciales, tales como las de "Europa Global", que sólo favorecen a las corporaciones del capitalismo multinacional". Por ello las organizaciones no gubernamentales reclaman, entre otras cosas, que se dejen de financiar proyectos que contribuyan al hambre y al desempleo, que se reconozca el derecho de los pueblos a elegir sus alimentos, a cómo producirlos, que estimulen los mercados locales y que apoyen la agricultura ecológica de pequeña escala y que se apliquen normas de importación y exportación justas y equitativas. Pero el problema parece ser más amplio, si se tiene en cuenta que, por ejemplo, el déficit comercial de Sudáfrica con la UE crece alrededor de 2.000 millones de euros (unos 3.112 millones de dólares) por año, y que las exportaciones agrícolas europeas a Sudáfrica y a la Unión Aduanera de África Austral (SACU) aumentaron 50 por ciento desde 2003 a la fecha. Lo notable es que lo más perjudicial para el comercio de los países africanos es la importación de alimentos procesados, como mermeladas o frutas y verduras enlatadas, cuando esos países son productores de los mismos. Pero a la inversa, la UE se protege con aranceles a las importaciones y pone cuotas sobre "productos sensibles" para proteger a sus productores, a pesar de que en productos como la carne vacuna los países africanos son positivamente competitivos. El 41 por ciento de las exportaciones de los países ACP (África, Caribe y Pacífico) van a Europa, pero los que llegan de África representan apenas 1,7 por ciento, en tanto que 1,4 por ciento de las exportaciones de la UE se dirigen a la región subsahariana. Las organizaciones no gubernamentales que presentaron el reclamo afirman que la UE "ha utilizado una amplia gama de instrumentos para proteger su producción", minimizando las ventajas que