Coincidiendo con la reunión que están teniendo en los primeros días de marzo los líderes mundiales para abordar los desafíos que enfrentan los países menos adelantados del mundo, un nuevo informe especial del Panel Internacional sobre Sistemas Alimentarios Sostenibles (IPES-Food) advierte que nuestros sistemas alimentarios mundiales insostenibles e inequitativos son un factor importante de la crisis de deuda y que, al mismo tiempo, la deuda insostenible deja a los países críticamente expuestos y socava su capacidad para invertir en la producción de alimentos resilientes al clima y la seguridad alimentaria.
La superposición de la crisis alimentaria, la crisis de endeudamiento y la situación de insostenibilidad de los sistemas alimentarios se refuerzan mutuamente a través de una variedad de mecanismos. El informe de IPES-Food, titulado “Romper el ciclo de los sistemas alimentarios insostenibles, el hambre y la deuda”, identifica y explica cuatro factores impulsores de la crisis de la deuda con sus raíces en los sistemas alimentarios:
- dependencia de las importaciones y del dólar;
- flujos financieros negativos;
- ciclos de auge-caída que llevan a la consolidación de grandes corporaciones;
- y desajuste climático.
Frente a ello, IPES-Food señala que los gobiernos poderosos y las organizaciones multilaterales han puesto sobre la mesa una serie de soluciones frente al actual problema de sobreendeudamiento, incluidos los rescates del FMI, el apoyo de liquidez y formas limitadas de alivio de la deuda (incluyendo la reestructuración y los canjes de deuda) para los países que enfrentan las situaciones más críticas.
Sin embargo, las respuestas actuales a la crisis de la deuda no abordan la gravedad de la situación, la amplitud de los países en riesgo y las causas estructurales del endeudamiento, en particular el papel de los sistemas alimentarios. Al reciclar las recetas del pasado, las opciones de alivio de la deuda y refinanciamiento que se ofrecen hoy seguramente serán demasiado pocas y llegarán demasiado tarde.
Las respuestas globales a la crisis de la deuda están fallando una vez más en prestar atención a los sistemas alimentarios, como una causa fundamental del endeudamiento en el Sur Global y una parte clave de la solución. En todo el mundo, se necesita con urgencia una transformación fundamental de los sistemas alimentarios y un cambio de paradigma que se aleje de la agricultura industrial. Al pasar de una agricultura industrial intensiva en insumos y orientada a la exportación, a sistemas alimentarios agroecológicos y diversificados, los países de bajos ingresos pueden reducir las dependencias de alimentos, fertilizantes y energía.
No existe una receta única para la transformación de los sistemas alimentarios. Algunos países enfrentan más limitaciones que otros en la reconstrucción de la producción de alimentos básicos clave, mientras que los ingresos por exportaciones agrícolas seguirán siendo críticos para muchos países, incluso cuando se reequilibren hacia las necesidades internas. Por lo tanto, es esencial que los países entiendan y consideren estas ventajas y desventajas, y rediseñen los sistemas de producción de alimentos junto con los pasos para volver a diversificar el consumo de alimentos y reestructurar los flujos comerciales, asegurando una combinación diversa de suministros locales y globales.
Sin embargo, el informe identifica algunos principios clave, basados en esfuerzos históricos y actuales, para repensar radicalmente la deuda del mundo en desarrollo y corregir las injusticias mundiales, centrados en cómo abordar los factores estructurales de la deuda en los sistemas alimentarios. Y lo plasma en tres recomendaciones:
- Proporcionar alivio de la deuda y financiación del desarrollo en la escala adecuada para un siglo de crisis: El Banco Mundial estima que la construcción de sistemas alimentarios resilientes al cambio climático en todo el mundo requerirá una inversión adicional de entre 300 y 400 mil millones de dólares por año, mientras que el costo anual estimado para lograr los objetivos climáticos es de entre 4 y 6 billones de dólares.
- Reparar las injusticias históricas del sistema alimentario y devolver los recursos al Sur Global: Es necesario ampliar la mirada e implementar impuestos sobre las ganancias inesperadas en los comerciantes mundiales de granos y otros agronegocios que se han beneficiado de los aumentos de precios de los alimentos, y redistribuir los beneficios a las comunidades con inseguridad alimentaria en todo el mundo.
- Democratizar la gobernanza de los sistemas financieros y alimentarios: Como afirmó el Secretario General de la ONU, debemos "colocar las dramáticas necesidades de los países en desarrollo en el centro de cada decisión y mecanismo del sistema financiero global". Esto requiere revisar los criterios de ajuste estructural y otras prácticas, junto con cambios en la gobernanza de los sistemas alimentarios, para garantizar una voz significativa para los países más pobres del mundo y las poblaciones marginadas.