El Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) de 2019 ofrece un mapa detallado de la pobreza en 101 países y 1.119 regiones a nivel subnacional, y abarca al 76% de la población mundial, yendo más allá de la medición simple basada en los ingresos para conocer la manera en que las personas viven realmente la pobreza cada día, midiendo cómo las personas experimentan la pobreza en su salud, educación y nivel de vida.
Según este informe elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y la Iniciativa sobre Pobreza y Desarrollo Humano de Oxford (OPHI, en inglés), el concepto tradicional de pobreza resulta obsoleto. Los nuevos datos demuestran con mayor claridad que nunca que etiquetar a los países —incluso a los hogares— como ricos y pobres conlleva una simplificación excesiva. Las conclusiones del Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) de 2019 arrojan luz sobre las disparidades en cómo las personas experimentan la pobreza, revelando grandes desigualdades entre países y entre quienes se encuentran en situación de pobreza.
“Para combatir la pobreza necesitamos saber dónde viven las personas pobres. No están distribuidas uniformemente en cada país, ni siquiera dentro los hogares”, explica el Administrador del PNUD, Achim Steiner. “El Índice global de Pobreza Multidimensional de 2019 ofrece la información detallada que necesitan los responsables políticos para elaborar políticas mejor dirigidas y más efectivas”.
Los resultados que revela el IPM de este año muestran que más de dos tercios de las personas en situación de pobreza multidimensional —unos 886 millones— viven en países de renta media. Otros 440 millones viven en países de renta baja. Para ambos grupos, los datos analizados muestran que los promedios a nivel nacional pueden ocultar una enorme desigualdad en los patrones de distribución de la pobreza de un país. También hay que tener en cuenta las desigualdades intrafamiliares.
“Necesitamos entender las diferentes maneras en las que las personas experimentan las carencias asociadas a la pobreza multidimensional, e incluso, las diferencias que se dan entre las personas que viven en la pobreza. ¿Están desnutridas? ¿Pueden ir a la escuela? Sólo entonces podrán ser eficientes y eficaces las políticas de reducción de la pobreza”, afirma Pedro Conceição, Director de la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD.
Los resultados muestran que los niños y niñas sufren la pobreza más intensamente que los adultos. Casi la mitad de las personas en situación de pobreza multidimensional —663 millones— son niños y niñas, y de entre estos, los más pequeños son quienes más la sufren. Los niños tienen más probabilidades de sufrir carencias en los 10 indicadores del IPM al no tener acceso a servicios esenciales como agua limpia, saneamiento, una nutrición adecuada o educación primaria.