La Sociedad Española de Agricultura Ecológica/Agroecológica (SEAE) ha publicado el trabajo Evidencias científicas sobre la producción ecológica que trata de mostrar, a través de evidencias, los beneficios de este tipo de producción. Este documento es apoyado por más de cincuenta entidades del ámbito académico, ambientalista, empresarial y del asociacionismo del sector ecológico que quieren impulsar el potencial que tiene la producción ecológica para lograr un mundo más justo.
En este documento no se abarcan todas las evidencias, pero trata de ser una recopilación amplia de evidencias y un impulso para promover este tipo de producción. Ante las dudas, posiciones adversas e incluso ataques mediáticos contradictorios, este trabajo pretende responder a todos los mitos falsos que se han construido en torno a la producción ecológica y demostrar sus beneficios a través de argumentos y demostraciones científicas de los últimos 15 años.
La agricultura convencional es un modelo basado en el uso de insumos químico-sintéticos, mecanización y monocultivos, que se ha normalizado. En los últimos años han surgido problemas globales como la pobreza o el cambio climático que hacen que la alternativa ecológica se haya posicionado mejor, aumentando su consumo y producción. Los alimentos producidos ecológicamente deben cumplir los mismos requisitos que los producidos de forma convencional y además cumplir una normativa específica para la producción ecológica.
Las grandes controversias que surgen en torno a esta producción se dan sobre todo cuando se compara rendimiento y calidad de unos productos con los otros. En el informe se señalan estudios que demuestran que la producción ecológica tiene la misma capacidad de producción que la convencional. Y aunque hay estudios que consideran que los rendimientos ecológicos son menores no se puede dejar de valorar sus beneficios ambientales y sociales. Es necesario mayor investigación y experimentación en la agricultura ecológica para minimizar la desigualdad productiva. Hay estudios que muestran que la agricultura ecológica tiene un impacto positivo sobre el medio ambiente, por ejemplo no generar residuos contaminantes, evitar la degradación de los ecosistemas o reciclar los nutrientes incorporándolos de nuevo al suelo en formas compostadas.
Los productos ecológicos contribuyen a la atención sanitaria preventiva y al bienestar común, con alta calidad nutricional y libres de residuos o con una concentración muy pequeña. Hay estudios que cuestionan estas afirmaciones, pero el trabajo recoge una serie de análisis que confirman que hay alimentos ecológicos que tienen más nutrientes que los producidos de forma convencional.
También parece que la calidad organoléptica varía de unos a otros; se recoge una serie de trabajos que señalan que el sabor de determinados alimentos ecológicos es mayor que en los convencionales.
Las contribuciones sociales son también muchas. Si hoy más 800 millones de personas sufren hambre no es por falta de alimentos sino por desigualdad e injusticia social.
Un grupo de investigaciones consideran que la agricultura ecológica puede alimentar al mundo si se combina con otras acciones, como por ejemplo reducir el consumo de carne o reducir el desperdicio alimentario. Esta agricultura es además una oportunidad para la pequeña agricultura y para el ámbito rural al ser una agricultura que se adapta al medio ambiente y ofrece resiliencia, incrementa los ingresos de los agricultores y reduce el coste de los insumos externos, mejorando la capacidad social y aumentando las oportunidades de empleo.
Otro de los mitos que intenta matizar este informe es la idea de que este tipo de productos es más caro. Lo es porque el coste de producción es mayor. La valorización de los productos convencionales no tiene en cuenta otros costes como la pérdida de biodiversidad terrestre o las emisiones de GEI, que al final paga la ciudadanía a través de impuestos o seguros médicos.
La producción ecológica es una alternativa que tienen implicaciones relacionadas con el medioambiente y aspectos sociales, económicos y éticos, que promueve un sistema justo y sostenible y una transformación agroecológica del sistema alimentario.