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Amigos de la Tierra presenta su informe sobre la rentabilidad y los peligros de los transgénicos

¿Quién se beneficia de los cultivos transgénicos? Ésta es la pregunta que se hace Amigos de la Tierra y que trata de contestar en su último informe. Que parte de una constatación: no han aliviado ni el hambre ni la pobreza en el mundo.

¿Quién se beneficia de los cultivos transgénicos? Ésta es la pregunta que se hace Amigos de la Tierra y que trata de contestar en su último informe. Que parte de una constatación: no han aliviado ni el hambre ni la pobreza en el mundo.El estudio sobre los resultados de los cultivos transgénicos durante el periodo 1996-2006 presentado recientemente por la organización Amigos de la Tierra demuestra que estos cultivos no han logrado resolver los principales problemas a los que se enfrentan los agricultores ni ofrecer beneficios para los consumidores.

El análisis realizado por Amigos de la Tierra internacional, que ha comprendido más de 200 informes y artículos de la industria biotecnológica, gobiernos, universidades, prensa, sociedad civil y otros actores revela que los transgénicos no han hecho nada para aliviar el hambre o la pobreza en el mundo. Por una parte, la gran mayoría de las cosechas transgénicas se emplea en piensos para el ganado fuente de carne para los países ricos. Por otra, los cultivos modificados genéticamente comercializados en la actualidad no han hecho disminuir sino aumentar el uso global de plaguicidas, finalmente, y su productividad no es mayor que la de las variedades convencionales. En definitiva, ni el Medio Ambiente ni el hambre en el mundo han ganado nada con la introducción de dichos cultivos.

 

El informe publicado por Amigos de la Tierra Internacional contrasta con la propaganda difundida por la industria biotecnológica a través del Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (ISAAA), que presenta los cultivos transgénicos como solución clave al hambre y la pobreza.

 

El ISAAA es un organismo creado y mantenido por instituciones y empresas con intereses en la biotecnología, por lo que no puede ser objetivo dando datos sobre la aceptación y los resultados de los transgénicos en el mundo. De allí su falta de transparencia y la poca fiabilidad de los datos que maneja.

 

En 2006, el Ministerio de Agricultura de Estados Unidos, gran defensor de los cultivos transgénicos, reconoció por primera vez que el rendimiento de estos cultivos no es mayor que el de los cultivos convencionales. El año pasado se descubrió además que el suministro de arroz en cuatro continentes había sido contaminado por un arroz transgénico ilegal, supuestamente utilizado en ensayos de campo sólo hasta 2001. Esto aporta la prueba una vez más de que la industria biotecnológica no puede o no quiere controlar sus productos.

 

Hasta diciembre de 2006, sólo cuatro cultivos (maíz, algodón, soya y colza) con dos únicos rasgos (tolerancia a los herbicidas y resistencia a los insectos) habían sido sembrados a gran escala en Estados Unidos, el mayor productor de cultivos transgénicos, a pesar de que este país haya aprobado hasta la fecha 71 modificaciones genéticas para su uso comercial. ¿Por qué?

 

En la última década, la producción de algodón disminuyó en la mayoría de los países que adoptaron el algodón transgénico (México, Argentina, Colombia, Sudáfrica y Australia) y para 2006 está prevista una caída significativa de la producción de algodón transgénico en Sudáfrica y México.