Noticias

El gobierno debe impulsar la coherencia de sus políticas en la lucha contra el hambre

Ante la cumbre la FAO, la campaña solicita al gobierno y a la FAO que aborden las causas estructurales de la crisis alimentaria.

Ante la cumbre la FAO, la campaña solicita al gobierno y a la FAO que aborden las causas estructurales de la crisis alimentaria.El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, acudirá a la Conferencia de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria mundial: los desafíos del Cambio Climático y la Bioenergía que tendrá lugar del 3 al 5 de junio en la sede la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) de Roma. Una conferencia que, si en un principio pretendía valorar los retos que deben afrontar los sectores de la agricultura y la alimentación en el actual contexto de cambio climático y bioenergía, así como identificar los pasos necesarios para proteger la seguridad alimentaria global, regional y nacional, ha tenido que ser replanteada por la actual crisis mediática en torno a los precios de los alimentos.

Crisis mediática porque la situación actual no es ni fortuita ni ocasional: desde hace años, diversas instituciones y colectivos como la campaña “Derecho a la alimentación. Urgente” venimos alertando sobre lo que ahora está en el centro del debate: que el incremento de los precios de los productos básicos se debe, fundamentalmente, a los fallos de unas políticas agrícolas focalizadas en el comercio en lugar de en la alimentación humana. El comercio se ha convertido en el objetivo principal de la agricultura y los alimentos en productos con los que especular en los mercados.

La Conferencia se presenta como una oportunidad para que los gobiernos decidan sobre las políticas, estrategias y programas con los que abordar la crisis de manera inmediata y garantizar la seguridad alimentaria y el logro de la meta 2 del ODM 1, teniendo en cuenta los nuevos desafíos que plantean el cambio climático y la biotecnología. Sin embargo, conviene recordar que buena parte de las medidas que se están proponiendo ya están incluidas en acuerdos y compromisos aprobados por la FAO y sus estados miembros como el Plan de Acción de la cumbre Mundial de la Alimentación de 1996 o las directrices voluntarias para el derecho a la alimentación aprobadas en 2004. ¿Por qué esta Conferencia va a conseguir lo que no se logró anteriormente? ¿Va a ser más de la misma medicina?

Para la campaña “Derecho a la alimentación. Urgente”, tanto la FAO como los gobiernos asistentes deberían plantearse, en primer lugar, cómo afecta el cambio climático a la agricultura y la alimentación en cuanto a la productividad de las cosechas, la disponibilidad de agua, las enfermedades transfronterizas o los desastres naturales, máxime cuando más del 98% de los 262 millones de personas afectadas por los desastres del clima entre los años 2000 y 2004 estaban en países en desarrollo y cuando el Panel de Expertos sobre Cambio Climático hace proyecciones indicando que las cosechas de algunos países africanos se reducirán, antes de 2020, hasta un 50%. En segundo lugar, la organización debería estudiar qué hacer para reducir el impacto de los agrocombustibles en la seguridad alimentaria. La creciente demanda de semillas destinadas a convertirse en carburantes de origen vegetal refuerza las políticas agrarias centradas en la producción agrícola destinada a la exportación y no a garantizar la seguridad alimentaria de los pueblos. Se calcula que un 4,7% de la producción de cereal en el mundo se usará para producción de etanol en 2007/2008, y tanto los Estados Unidos como la Unión Europea aspiran a incrementar la producción de biocombustibles. No está demostrado, por añadidura, que el uso de agrocarburantes reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero; más bien aumentan las voces que afirman lo contrario.

Además, los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos, concretamente en África, han sido golpeados doblemente por esta crisis, ya que la factura de la importación de la comida ha aumentado más del doble desde 2000 y también se resienten del aumento récord de los precios del petróleo. Varios países están respondiendo a la crisis con medidas especiales para hacer que los precios de los alimentos bajen en el mercado nacional, a través de la penalización a las exportaciones, la rebaja en los derechos de importación o las intervenciones para proporcionar ayuda a los consumidores pobres. Algunas de estas medidas distorsionan el flujo ordenado del mercado internacional, aumentando los precios mundiales y la volatilidad de los precios en los mercados internacionales.

En este contexto, la campaña “Derecho a la alimentación. Urgente” solicita al gobierno español y a la FAO que se planteen qué se va a producir, con qué destino y cómo; aborden las causas estructurales del hambre con soluciones igualmente estructurales; cumplan los compromisos que han adquirido, en especial el plan de acción de la Cumbre Mundial de la Alimentación y las directrices voluntarias para el derecho a la alimentación, en lugar de firmar nuevos acuerdos de dudoso cumplimiento; apoyen y fortalezcan el trabajo de la Unidad del Derecho a la Alimentación de la FAO; impulsen políticas coherentes.