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Reducir el desperdicio alimentario, una responsabilidad común

Del 19 al 25 de Abril se ha celebrado el II Encuentro Nacional de la Alianza contra el Hambre y la Malnutrición de España centrado en las pérdidas y en el desperdicio de alimentos
II Encuentro de la Alianza Española contra el Hambre y la Malnutrición celebrado en el Auditorio Príncipe Felipe, de Oviedo

Durante varios días se ha llevado a cabo en Oviedo el “II Encuentro Nacional de la Alianza contra el Hambre y la Malnutrición de España” con un interesante programa de actividades. Los días 21 y 22 de abril se organizaron diversos debates relacionados con la  temática del Encuentro y se crearon cuatro mesas de trabajo con representantes del ámbito político, empresarial, social y académico para abordar, respectivamente, los siguientes temas: desarrollo de políticas y estrategias para la reducción de residuos alimentarios; sensibilización, coordinación y cooperación orientada a la nutrición; prácticas empresariales para la prevención de residuos alimentarios; y gobernanza y acción colectiva para desarrollar sistemas alimentarios sostenibles.

Aunque cada mesa de trabajo se centró en su propio ámbito las partes coincidieron en que, para luchar contra el desperdicio de alimentos, es necesario elaborar información detallada sobre ello que permita tomar decisiones bien fundamentadas, y también mejorar la coordinación de los diferentes actores de la cadena alimentaria. Junto a ello es fundamental educar sobre el consumo responsable, la nutrición adecuada, el aprovechamiento de alimentos y formar a los consumidores tanto en valores nutricionales como en valores éticos y ambientales.

Durante estos días también se han desarrollado otras muchas actividades como la proyección de la película Taste the Waste o el conversatorio mantenido entre el vicerrector de la Universidad de Oviedo y el escritor argentino Martín Caparrós, autor de El hambre.

Prosalus es la organización que se ha encargado de preparar la metodología y el material de trabajo para las mesas sectoriales de trabajo y de realizar la relatoría de las mismas, a partir de la cual se va a elaborar un plan de recomendaciones para la reducción de las pérdidas y desperdicios de alimentos. 

En todo el mundo se desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos. Una realidad evitable que no sólo es éticamente inmoral sino que plantea costes sociales, económicos, sanitarios y ambientales.