El senador chileno Guido Girardi Lavín explica que la mitad de la población infantil chilena tiene sobrepeso y, entre ellos, una gran parte son obesos. Por ello el gobierno decidió tomar medidas para mejorar estas desorbitadas cifras. Estos problemas en la alimentación se deben a la pobreza y también a la publicidad. Las enfermedades y las muertes producidas por una mala forma de vida hoy serán mayores en un futuro, cuando estos niños sean adultos. Además, esto también supone un gran coste para el gobierno chileno, puesto que, se estima que diariamente se emplean 10 millones de dólares en la sanidad.
Se espera que el etiquetado que ha aprobado Chile se convierta en un referente global. El tipo de etiquetado está basado en encuestas a los más pequeños que optaron por el “disco pared negro” como el método más claro. Por otro lado, el complicado trabajo de la determinación de los estándares saludables ha sido desarrollado por expertos nacionales e internacionales que han establecido los niveles de grasas, sodio, azúcares y calorías que los alimentos deben tener por 100 gramos de producto.
Una característica interesante de la ley chilena es que esta no prohíbe a las industrias alimentarias vender los alimentos que no cumplen los estándares. Sin embargo, las limita en cuanto a publicidad que pueden dar de su producto, de manera que estas empresas luchen por cumplir las pautas y poder hacer marketing de su producto. En conclusión, como defiende el senador chileno, “el derecho a saber es fundamental para que la gente pueda saber lo que come y tomar decisiones informadas para alcanzar una dieta saludable”.