El Grupo de alto nivel de expertos en seguridad alimentaria y nutrición del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (HLPE, por sus siglas en inglés) ha publicado este nuevo informe que señala, en primer lugar, que es necesario un cambio hacia sistemas agrícolas y alimentarios más sostenibles. En él se recalca la importancia de las directrices e instrumentos normativos que se deben establecer para mejorar la sostenibilidad. A pesar de la diversidad de sistemas y prácticas, hay pautas fundamentales de carácter global para defender un desarrollo agrícola sostenible.
El documento dedica el primer capítulo a proporcionar un marco conceptual del tema a tratar. En la segunda sección, se detallan cuáles son las tendencias e impulsores del desarrollo agrícola. Entre las más notables destacan el crecimiento exponencial de la población ligado a la necesidad de una mayor producción de alimentos. También, enfatizan la previsión de un incremento en el consumo de alimentos de origen animal, sobre todo, en los países en desarrollo. Por otro lado, en cuanto al comercio, se prevé que el volumen del comercio internacional de productos agrícolas aumente, no obstante recalcan el problema del creciente dominio de las multinacionales en el sector. Además, destacan que las regulaciones en el compraventa de productos agrícola son cada vez más estrictas.
En cuanto a los desafíos generales que plantea la sostenibilidad para la ganadería en el sector agrícola, el informe los enumera en un marco general y específico de cada sistema. En los generales están los retos relacionados con el medio ambiente, siendo la ganadería una de las principales esferas de actuación contra el cambio climático; además, subrayan que la ganadería desempeña una función económica fundamental en muchos sistemas alimentarios; y en relación con el papel de las mujeres, se apunta que aunque estas desempeñan una función esencial en la gestión de muchos sistemas ganaderos, muchas veces la discriminación que sufren limita sus posibilidades de beneficiarse del sector.
En otro capítulo, el estudio propone un enfoque común para elaborar vías de desarrollo sostenible. Hay tres vías generales, la primera es la mejora de la eficiencia en la utilización de recursos; la segunda, el fortalecimiento de la resilencia para responder a los retos ambientales, económicos etc.; y por último, la mejora de los resultados en materia de equidad y responsabilidad social. Además, entre otras cosas señalan la importancia de una mayor coherencia e integración de las políticas agrícolas a nivel internacional y nacional; y la necesidad de invertir y garantizar el acceso en tecnologías adecuadas para la sostenibilidad del sector.