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Los cambios globales en los sistemas alimentarios han sido impuestos por grandes corporaciones transnacionales

En un artículo sobre los "Conflictos de interés en alimentación y nutrición", el investigador brasileño Fabio da Silva señala la necesidad de identificar a los responsables de los fallos de los sistemas alimentarios
Ilustración de la red de marcas que utilizan las empresas agroalimentarias transnacionales

La investigación de da Silva, publicada hace poco más de un año, señala que esos cambios inciden sobre los modos de producción, distribución, preparación e ingesta de alimentos con el objetivo final de generar riqueza para esas empresas y aumentar su participación en los mercados de forma concentrada.

En la misma medida en que se ha producido en los últimos años un más amplio reconocimiento de la malnutrición como un problema para las sociedades que requiere una búsqueda activa de soluciones, las grandes empresas implicadas han trabajado más agresivamente en evitar y posponer la adopción de soluciones que estén enfocadas en las causas estructurales del problema y relacionadas con sus propias prácticas, para lo cual han interferido en los procesos de formulación de políticas, tanto al nivel de las organizaciones internacionales (OMS) como en los niveles nacionales.

A pesar de las evidencias y ejemplos aportados, Fabio da Silva señala que tanto algunas agencias de Naciones Unidas como Estados miembros han desarrollado una posición favorable hacia el involucramiento del sector privado en la formulación y desarrollo de políticas de alimentación y nutrición. Por esta razón, se ha tornado aún más crucial establecer una clara distinción de los actores del sector privado que se oponen a una alimentación y unos sistemas alimentarios saludables y sostenibles, y crear barreras para proteger las políticas de la interferencia de estos actores. Las grandes corporaciones del sector alimentario hacen grandes inversiones para invisibilizar los conflictos de interés o para presentarlos como naturales.

Es necesario analizar no solo los productos sino también las prácticas y políticas de las empresas para descubrir cuáles son sus intereses y los de sus organizaciones relacionadas. En el artículo se presentan ejemplos que demuestran que las diez mayores empresas transnacionales, miembros de la International Food & Beverage Alliance, venden productos y promueven prácticas que no son recomendables para dietas saludables y sostenibles, y adoptan políticas que refuerzan la expansión de tales productos y prácticas.