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Más de 150 organizaciones y académicos exigen el cese inmediato del proyecto Enabling the Business of Agriculture del Banco Mundial

Las políticas impulsadas por este organismo desprotegen a los agricultores de los países del Sur y ponen en riesgo la biodiversidad del planeta
imagen del informe Down the seed

The Oakland Institute, a través de la Campaña Our land, Our Business, ha enviado dos cartas al Banco Mundial y a los donantes del proyecto Enabling the Business of Agriculture (EBA) apoyadas por más de 150 organizaciones y académicos.

En estas comunicaciones se denuncia las estrategias llevadas a cabo por el Banco Mundial acusándolas de secuestrar el derecho de los agricultores a sembrar, atacar la soberanía alimentaria y el medio ambiente. Los firmantes, entre los que se encuentra Prosalus,  exigen el fin del proyecto EBA de inmediato, que deja al margen a los agricultores y a las comunidades rurales en la formulación de políticas agrícolas.

Este proyecto es una herramienta que impulsa las políticas a favor de las grandes corporaciones y en especial las del sector de las semillas. En la actualidad seis multinacionales controlan más de dos tercios de las ventas de semillas industriales, y algunas futuras fusiones de corporaciones de la agroindustria pueden fortalecer más este oligopolio. Las reformas de la EBA fomentan la privatización de los sistemas de semillas sin calcular el impacto sobre el planeta y sobre los agricultores, ignorando el intercambio ancestral de semillas de agricultor a agricultor. El proyecto obliga a los gobiernos a adoptar medidas que limitan los derechos de los agricultores a ahorrar, intercambiar y vender semillas, y que ponen en peligro la biodiversidad, la seguridad alimentaria y la resiliencia.

El informe Down On the Seed, publicado por The Oakland Institute, muestra que el Banco Mundial no considera los sistemas de semillas administrados por los agricultores, y en cambio refuerza el dominio de las empresas agroquímicas.

Los firmantes de las cartas consideran que para erradicar el hambre y la pobreza se deben promover sistemas alimentarios sostenibles y políticas que apoyen al sector agrario, sin excluir a los agricultores.