Un informe difundido por Food & Water Europe, elaborado en colaboración con varias organizaciones españolas, alerta de los problemas asociados a este auge del porcino en España. Las granjas para la explotación porcina se han concentrado, con consecuencias negativas para el medio ambiente y el bienestar animal.
Los productores de pienso mandan en una industria que evoluciona hacia menos granjas con más animales por granja, lo que incrementa, entre otras cosas, su impacto ambiental. La soja (principal componente del pienso) está provocando desforestación y aumentando la emisión de gases de efecto invernadero en los países que la cultivan (sobre todo en América del Sur).
La explotación porcina estabulada nos está anegando en balsas de purines, que al menor incidente pueden acabar contaminando nuestros ríos y acuíferos. Y el uso de antibióticos en granjas ha provocado la aparición de casos de resistencia a los mismos, con negativas consecuencias para la salud humana.