La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha publicado El estado mundial de la agricultura y la alimentación. Superar los desafíos relacionados con el agua en la agricultura.
Nuestra existencia depende del agua, para beber o producir alimentos. La agricultura necesita el agua. Además, el agua contribuye a la realización de otras actividades del ser humano. Por ello, el agua sustenta muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El ODS 6, en concreto, consiste en garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos.
Según este informe, como consecuencia del crecimiento demográfico, los recursos de agua dulce disponibles por persona han disminuido más de un 20% en los dos últimos decenios. Su escasez hace que la competencia por ella se intensifique y las excesivas extracciones ponen en riesgo los ecosistemas relacionados con el agua y los servicios ecosistémicos que proporcionan.
La gestión sostenible y equitativa de los recursos hídricos constituye un elemento fundamental de los sistemas alimentarios sostenibles y es esencial para lograr el hambre cero. Sin embargo, la escasez de agua (el desequilibrio entre el suministro y la demanda de agua dulce) y los problemas de calidad del agua amenazan cada vez más la seguridad alimentaria y la nutrición a causa de su repercusión en los sistemas alimentarios, desde la producción agrícola, pasando por la elaboración de alimentos, hasta los hogares y los consumidores.
La agricultura tiene un papel importante en la sostenibilidad de este recurso. El regadío es responsable de más del 70% de las extracciones mundiales de agua y, en general, el 41% de las extracciones no son compatibles con el sostenimiento de los servicios ecosistémicos. Por otro lado, el cambio climático ya está alterando gravemente los patrones de lluvias. El aumento del déficit hídrico en la agricultura de secano representa un riesgo significativo para la seguridad alimentaria, especialmente de las poblaciones más vulnerables.
En el informe se señala que 3.200 millones de personas viven en zonas agrícolas donde el déficit hídrico o la escasez de agua son de elevados a muy elevados; de ellas, 1.200 millones —aproximadamente una sexta parte de la población mundial— residen en zonas agrícolas con graves limitaciones de la disponibilidad de agua. El 11% del total de tierras de cultivo y el 14% de los pastizales padecen sequías recurrentes, mientras que más del 60% de las tierras de cultivo de regadío acusan un estrés hídrico elevado.
La agricultura es la mayor usuaria de agua del mundo y se ve gravemente afectada por las limitaciones de abastecimiento. Si el agua es bien utilizada se podrá garantizar su disponibilidad. Una alimentación saludable que tenga en cuenta consideraciones de sostenibilidad a escala de los sistemas alimentarios puede reducir el consumo de agua asociado.
En el informe se hace hincapié en mejorar la gobernanza del agua, con el fin de garantizar que el uso de los recursos hídricos sea más productivo, salvaguardando al mismo tiempo los servicios de los ecosistemas relacionados con el agua y garantizando el acceso equitativo para todas las personas.