Esta Declaración busca el compromiso para acelerar la elaboración de políticas alimentarias integradas como un instrumento clave en la lucha contra el cambio climático. Pretende reunir a autoridades locales de todo tipo y tamaño -desde ciudades pequeñas y medianas hasta megaciudades, distritos y regiones, estados federales y provincias- que se comprometan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), y exhorta a los gobiernos nacionales y a las instituciones internacionales a actuar.
Los sistemas alimentarios actuales representan entre el 21 y el 37% del total de los GEI y contribuyen a la degradación ambiental, a las desigualdades socioeconómicas, a los problemas de salud pública y a la inseguridad alimentaria. A su vez, los sistemas alimentarios también se ven afectados por la crisis climática y de la naturaleza, que ya ha empezado a perturbar la previsibilidad de los rendimientos y los precios de los alimentos, la fiabilidad de la distribución, así como la calidad y la seguridad alimentaria para todas las personas. Para responder a esos desafíos se requiere un enfoque de sistemas alimentarios sostenibles que aborde el espectro y la complejidad de las interacciones en los sistemas alimentarios. Este enfoque toma en cuenta el abanico de actores e interacciones que conforman nuestros sistemas alimentarios, incluyendo la producción, elaboración, suministro, consumo y deshecho de alimentos. Además, reconoce sus profundas interconexiones con la salud pública y los factores socioculturales, económicos, biofísicos e institucionales subyacentes que conforman nuestros sistemas alimentarios. Este enfoque reconoce el potencial de los sistemas alimentarios para generar impactos positivos y su rol en la incorporaciónde la sostenibilidad en la vida y práctica diarias.
En la mayoría de los países la responsabilidad de los sistemas alimentarios se divide entre varios ministerios, con departamentos de agricultura, comercio e industria, salud, trabajo y medio ambiente, que establecen agendas basadas en prioridades diferentes y objetivos contradictorios. Pero, para poder avanzar en la sostenibilidad de los sistemas alimentarios, se requieren objetivos globales y políticas transversales. También se dan incoherencias importantes entre los diferentes niveles de gobierno. La mayoría de las innovaciones del sistema alimentario sostenible ocurren a nivel local y regional. Sin embargo, la falta de reconocimiento, autoridad y apoyo de los gobiernos nacionales y de los organismos internacionales a las políticas y alianzas de los sistemas alimentarios locales y regionales desincentivan este tipo de experimentación. El desarrollo de políticas alimentarias integradas serviría para corregir estas carencias, especialmente a través de mecanismos de gobernanza multinivel y multiactor.
Por ello, en el camino preparatorio hacia la COP26, surge la propuesta de esta Declaración de Glasgow, en la que líderes electos de gobiernos subnacionales se comprometan a acelerar la acción climática facilitando la transformación de los sistemas alimentarios sostenibles, mediante:
- El desarrollo e implementación de políticas y estrategias alimentarias integradas como herramientas fundamentales en la lucha contra el cambio climático; asegurando que estos instrumentos adopten un enfoque de sistemas alimentarios que incorpore a los actores de todas los eslabones de la cadena alimentaria, incluyan parámetros para evaluar los objetivos de reducción de las emisiones de GEI de los sistemas alimentarios, así como oportunidades de cooperación e intercambio de las mejores prácticas entre los gobiernos subnacionales.
- La reducción de emisiones de GEI de los sistemas alimentarios urbanos y regionales de conformidad con el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y la construcción de sistemas alimentarios sostenibles capaces de reconstruir los ecosistemas y proporcionar dietas seguras, saludables, accesibles, asequibles y sostenibles para todos y todas.
- La petición a los gobiernos nacionales de que establezcan marcos políticos de apoyo favorables y mecanismos de gobernanza multinivel y multiactor que permitan la adopción coordinada de decisiones sobre los sistemas alimentarios. Estos mecanismos apoyarán la elaboración de políticas alimentarias nacionales inclusivas, que se incorporarán en las revisiones de las contribuciones determinadas a nivel nacional.