La ONU ha visto la oportunidad para mostrar el potencial y la diversidad de la pesca artesanal y la acuicultura a pequeña escala, y señala los beneficios que pueden obtenerse al facilitar las asociaciones y la cooperación con los pescadores y trabajadores de la pesca, así como en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) de las Naciones Unidas. Por ello, La Asamblea General ha declarado 2022 como el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales.
El lema que lanza Naciones Unidas para esta campaña es: “Pequeña escala, gran valor”.
Nos enfrentamos a muchos y complejos retos, como el hambre, la malnutrición y las enfermedades relacionadas con la dieta, una población en constante crecimiento, el agotamiento de los recursos naturales y los efectos del cambio climático, así como los efectos de la actual pandemia de COVID-19. Los peces y las plantas acuáticas son alimentos fundamentales e indispensables que consumen todas las personas del mundo para llevar una dieta sana y equilibrada.
Los pescadores artesanales, los acuicultores y los trabajadores de la pesca tienen un enorme potencial para promover cambios transformadores en cómo, quién y para quién se producen, procesan y distribuyen los productos pesqueros, con un efecto dominó positivo en todo el sistema alimentario mundial, en comparación al modelo industrial, que usa técnicas como la pesca de arrastre, palangre y de cerco, que permiten la recolección de la pesca masiva pero tienen negativos impactos ambientales.
Esta declaración puede servir de trampolín tanto para la aplicación del Código de Conducta para la Pesca Responsable como de las Directrices Voluntarias para Garantizar la pesca sostenible en pequeña escala en el contexto de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza. Todo ello contibuirá al cumplimiento de los ODS, al entrar en la última década de acción para lograr la Agenda 2030. El ODS 14 hace referencia a la conservación y utilización sostenible de los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible; la meta 14.4 establecía poner fin a la pesca excesiva antes de 2020, pero aún no se ha cumplido.
Todos tenemos un papel que desempeñar: desde los gobiernos hasta las empresas del sector privado. Es necesario la implicación y el trabajo de todos por un mundo en el que los trabajadores de la pesca artesanal sean plenamente reconocidos y capacitados para seguir contribuyendo al bienestar humano, a los sistemas alimentarios y a la mitigación de la pobreza mediante el uso responsable y sostenible de los recursos pesqueros y acuícolas.