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Antes de que sea tarde, una agricultura sostenible

Un informe de UNCTAD cuestionaba hace años la agricultura industrial y la producción para el mercado internacional
Detalle de la portada del informe de UNCTAD

En el año 2013 la Conferencia  de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD)   publicó un interesante informe bajo el título “Despierta antes de que sea tarde. Hacer que la agricultura sea verdaderamente sostenible para lograr la seguridad alimentaria en un clima cambiante”. A pesar de haber pasado 4 años desde su publicación, los temas tratados son aún vigentes hoy y, en gran medida, cada vez más preocupantes.
En el informe se recoge un análisis del estado de la agricultura y de la alimentación a nivel mundial, gracias al trabajo de más de 60 expertos internacionales.

 La realidad es que ha habido una constancia durante décadas de la pobreza rural y del hambre en el mundo; esto, unido al imparable aumento de la población y a la preocupación cada vez más palpable por el medio ambiente, hace que sea urgente un cambio de paradigma en la forma que tenemos de producir alimentos.

En este informe se recomienda abandonar la agricultura del monocultivo hacia una más diversa, reducir el uso de fertilizantes y otros insumos, y apoyar y desarrollar la agricultura a pequeña escala. El informe señalaba que estos cambios deben producirse antes de que el cambio climático y sus efectos sean irreversibles, con mayor atención en los países en vías de desarrollo.

Es necesario corregir desequilibrios entre dónde se producen los alimentos y dónde se consumen y lograr que las normativas comerciales favorezcan a la agricultura y se ajusten a las necesidades vitales de las personas. Sabemos que el crecimiento de la población en las regiones más desfavorecidas –junto con el hambre o la sequía– plantea una urgencia desde hace años. Esta realidad se ha traducido en migraciones, conflictos internacionales y luchas por el agua o la tierra.  En los países en desarrollo grandes extensiones de tierra han sido acaparadas por capitales extranjeros.

Ya existen daños medioambientales que son irreparables como la pérdida de la biodiversidad, la contaminación del suelo y del agua causados por la agricultura, o los gases de efecto invernadero producidos por ésta en los países del sur haciendo que sean la mayor fuente del calentamiento global en estas regiones. Además no podemos olvidar que el hambre sigue afectando a millones de personas, de las cuales paradójicamente, el 70% son pequeños agricultores.

El informe de UNCTAD señalaba ya hace años que la agricultura industrial no proporciona alimentos asequibles y accesibles para todas las personas, por lo que se debe fomentar que las zonas rurales sean autosuficientes y que puedan vivir gracias a los ingresos que obtengan de la agricultura. Por ello se señala la necesidad de implementar marcos legales comerciales que apoyen una producción local, haciendo que se comercialice de acuerdo a la realidad del contexto. Es urgente olvidar la estrategia de demandar al mercado internacional los alimentos básicos y producir productos lucrativos para que sean comercializados, ya que los  precios de los alimentos básicos no han sido lo accesibles que se esperaba.

El resultado de esas prácticas ha sido un aumento de la producción a gran escala y una pérdida de la biodiversidad. Por eso la solución necesita una agricultura diversificada, sostenible, ecológica y que se ajuste a las necesidades de las personas, y no a los intereses y deseos del mercado internacional.