La mayoría de las sociedades están adoptando dietas compuestas cada vez más por productos alimentarios altamente procesados que a menudo incluyen ingredientes artificiales. El ritmo de esta transición es más rápido en los países de medianos ingresos, como China, México y Tailandia, pero también se produce en las zonas rurales del sur de Asia y África subsahariana.
El consumidor toma la decisión final sobre el conjunto de productos que conforma una dieta pero generalmente dicha elección está limitada por el conocimiento, el poder adquisitivo, la diversidad de opciones, los precios relativos entre los alimentos, la cultura y la tradición. El acceso deficiente a los mercados, la falta de tiempo y de instalaciones de almacenamiento seguras también son importantes.
Ni el sector público ni el privado asumen el papel de proporcionar dietas de alta calidad per se, pero ambos influyen en qué alimentos se suministran y comercializan y cuales se producen y venden al por menor. Por lo tanto, es primordial que los responsables de las políticas definan mejor cómo y dónde el sector público necesita involucrarse con el sector privado para hacer posible que todos los consumidores puedan tomar decisiones que respalden las dietas más saludables.
En este sentido, el informe publicado por el Panel Global en Agricultura y Sistemas Alimentarios para la Nutrición busca estimular a los gobiernos y otras partes interesadas a construir estrategias nacionales y municipales para incentivar al sector privado a influir en los sistemas alimentarios de manera que se mejore el entorno alimentario y se permitan mejores elecciones de los alimentos que se consumen.
La evidencia presentada en el informe sugiere que el sector privado, los gobiernos y los consumidores individuales tienen papeles clave para hacer que las dietas saludables estén disponibles y sean asequibles para todos, si bien gran parte del problema surge en los ámbitos privados de las empresas y la elección del consumidor.
El informe insta a los gobiernos a que se centren en animar a las empresas para que cambien el equilibrio de sus actividades a favor de productos alimenticios y productos frescos que sean más nutritivos, asequibles y accesibles para todos. La clave es establecer una comprensión común del papel crítico de la calidad de la dieta en la nutrición. Para ello será necesario llevar a cabo dos tipos de acciones: incentivos, para promover la confianza en las empresas para tomar las decisiones y riesgos necesarios al invertir en alimentos más nutritivos; y medidas habilitantes, para que el entorno empresarial promueva enfoques innovadores en lugar de inhibirlos.
Finalmente, se establecen seis preguntas clave que deben abordarse y resolverse como parte de cualquier nuevo enfoque de asociación. Las preguntas están destinadas a ser utilizadas como base para promover el diálogo con el objetivo de lograr vínculos más ambiciosos y efectivos entre los sectores público y privado.