Noticias

El 10% de la población mundial en situación de hambre

Se acaba de publicar el informe "El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2021"
Detalle de la portada del informe

El informe, elaborado por FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF, actualiza los datos en el contexto de la pandemia  y profundiza en la transformación de los sistemas alimentarios en aras de la seguridad alimentaria, una mejor nutrición y dietas asequibles y saludables para todos.

Ya mucho antes de la pandemia de la COVID‑19 no se estaba en camino de cumplir el compromiso de poner fin al hambre y la malnutrición mundiales en todas sus formas para 2030. La pandemia ha complicado considerablemente este objetivo.

En 2020 padecieron hambre en todo el mundo entre 720 y 811 millones de personas, es decir, entre 118 y 161 millones de personas más que en 2019. La prevalencia de la subalimentación creció en apenas un año del 8,4% a cerca del 9,9%, lo que dificulta el reto de cumplir la meta del hambre cero para 2030.

Más de la mitad de la población subalimentada mundial se concentra en Asia (418 millones) y más de un tercio, en África (282 millones), donde el 21% de la población está en esta situación. En comparación con 2019, en 2020 padecieron hambre unos 46 millones de personas más en África, 57 millones más en Asia y unos 14 millones más en América Latina y el Caribe.

A escala mundial, la brecha de género en la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave se ha ampliado aún más en el año de la pandemia de la COVID-19. Las mujeres padecieron inseguridad alimentaria a razón de un 10% más que los hombres en 2020, frente a una proporción del 6% en 2019.

La malnutrición en todas sus formas sigue constituyendo un desafío. Aunque todavía no es posible determinar por completo la repercusión de la pandemia de la COVID-19 en 2020 a causa de las limitaciones de los datos, se estima que el 22,0% (149,2 millones) de los niños menores de cinco años sufrió retraso del crecimiento, que el 6,7% (45,4 millones) padeció emaciación y que el 5,7% (38,9 millones) tuvo sobrepeso. Se prevé que las cifras reales sean más altas a causa de los efectos de la pandemia de la COVID-19, en particular las correspondientes al retraso del crecimiento y la emaciación.

El 29,9% de las mujeres de 15 a 49 años padece anemia en el mundo. Sin embargo, los datos muestran diferencias regionales importantes. En 2019 más del 30% de las mujeres de África y Asia padecían anemia, frente a solo el 14,6% de mujeres de América septentrional y Europa.

En 2020, casi una de cada tres personas en el mundo careció de acceso a alimentos adecuados, lo que supone un aumento de casi 320 millones de personas en solo un año.

Las previsiones del informe, teniendo  en cuenta el impacto de la COVID-19, señalan que, tras el máximo estimado de unos 768 millones (9,9% de la población) en 2020, el hambre mundial descendería a unos 710 millones en 2021 (9%), tras lo que seguiría disminuyendo levemente hasta situarse en menos de 660 millones (7,7%) en 2030. Sin embargo, la evolución de 2020 a 2030 presenta notables variaciones de una región a otra. Aunque se estima una reducción considerable para Asia (de 418 millones a 300 millones de personas), se prevé un aumento considerable para África (de más de 280 millones a 300 millones de personas), región que para 2030 se igualaría con Asia en cuanto al mayor número de personas subalimentadas.

Según el informe, los conflictos, la variabilidad y las condiciones extremas del clima, y las desaceleraciones y debilitamientos de la economía, agravados por la pandemia de la COVID-19, son los factores causantes de los recientes aumentos del hambre y de la desaceleración de los avances en la reducción de todas las formas de malnutrición. Su influencia adversa se ve  agravada por los niveles de desigualdad, que son elevados y persistentes.

Se recomiendan seis vías posibles para transformar los sistemas alimentarios a fin de hacer frente a los principales factores determinantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición y garantizar el acceso sostenible e inclusivo a dietas asequibles y saludables para todos:

  1. Integrar las políticas humanitarias, de desarrollo y de consolidación de la paz en las zonas afectadas por conflictos.
  2. Ampliar la resiliencia climática en los distintos sistemas alimentarios.
  3. Fortalecer la resiliencia de la población más vulnerable ante las adversidades económicas.
  4. Intervenir a lo largo de las cadenas de suministro de alimentos para reducir el costo de los alimentos nutritivos.
  5. Luchar contra la pobreza y las desigualdades estructurales, garantizando que las intervenciones favorezcan a la población pobre y sean inclusivas.
  6. Fortalecer los entornos alimentarios y cambiar el comportamiento de los consumidores para promover hábitos alimentarios que tengan efectos positivos en la salud humana y el medio ambiente.