La FAO ha publicado el informe África. Visión General de la Seguridad Alimentaria y Nutrición 2016. El reto de construir resiliencia ante las crisis, en el que se presentan las tendencias de malnutrición en la región, las políticas y los programas de apoyo para erradicarla, así como una parte centrada en los mecanismos para construir resiliencia de las poblaciones más vulnerables al cambio climático y los conflictos.
Este informe incluye una nueva métrica para calcular la prevalencia de personas con hambre, con el fin de mejorar los resultados, de forma que sea de utilidad para investigadores, políticos y otros sectores implicados en la erradicación del hambre y la pobreza.
En el periodo 2014-15 había 153 millones de personas que sufrían de forma severa la inseguridad alimentaria, el 26 % de la población mayor de 15 años.
Los niveles de pobreza han disminuido pero aún se está lejos de reducir a la mitad la proporción de personas que viven en la pobreza y la región sigue concentrando los niveles más altos de personas con hambre a nivel mundial.
Algunas de las principales causas de la inseguridad alimentarias son mercados inestables, precios de productos básicos que fluctúan, desastres naturales y conflictos violentos.
África subsahariana alcanzó una disponibilidad adecuada de alimentos durante el periodo 2014-2016, pero varios países siguen siendo dependientes de las importaciones para asegurar su distribución de alimentos, lo que sugiere que hay una necesidad de aumentar la producción de alimentos.
La región sufre, junto a la desnutrición, el sobrepeso y la obesidad, además de un aumento de enfermedades no transmisibles y de deficiencias de micronutrientes. Según el informe los países deberían adoptar enfoques multisectoriales para integrar la agricultura, la nutrición, la protección social mediante la rendición de cuentas para desarrollar soluciones a la malnutrición.
En el informe se resalta que los compromisos políticos y las estrategias llevadas a cabo todavía no han generado los resultados esperados. Los países de la región deben esforzarse en llevar a cabo programas efectivos. Se debe crear un entorno que facilite la inversión y la participación de todas las partes interesadas, se apela tanto al sector público como al privado.
Cada vez más comunidades y gobiernos tienen más dificultades para adaptarse al cambio climático. Los estados deben aumentar la resistencia de los medios agrícolas y promover las prácticas propuestas por el Comité de Seguridad Alimentaria como paso para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El impacto del los fenómenos El Niño y La Niña en 2014/15 ha sido el más intenso de los últimos tiempos. La seguridad alimentaria de más de 60 millones de personas se vio afectada debido a las sequías y las inundaciones. Esta realidad hace que sean necesarias medidas tanto a corto plazo como a largo que mitiguen los efectos del cambio climático y evalúen la resiliencia, sobre todo en los medios agrícolas que son imprescindibles para asegurar la seguridad alimentaria.
Es urgente que se impulse el sector agrícola, que es la principal fuente de ingresos en la región, y es la mejor vía para reducir la pobreza y mejorar el acceso a los alimentos.