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El uso de plaguicidas en la agricultura pone en peligro nuestra salud y la del medio ambiente

Expertos de la ONU alertan sobre el uso de productos agroquímicos en la producción de alimentos
síntomas de envenenamiento por plaguicidas

El pasado enero la Relatora Especial  de la ONU sobre el derecho a la alimentación presentó en colaboración con el Relator Especial sobre las implicaciones para los derechos humanos de la gestión y eliminación ecológicamente racionales de las sustancias y los desechos peligrosos, un informe en el que se alerta sobre el efecto negativo de los plaguicidas en la salud humana y en el medio ambiente. Se calcula que los plaguicidas son responsables de 200.000 muertes por intoxicación aguda al año, de las que la mayoría se producen en los países en desarrollo donde las normas en materia de salud y seguridad son menos estrictas. 

El informe considera que faltan leyes nacionales e internacionales que protejan a los seres humanos y al medio ambiente de los plaguicidas peligrosos. Estas leyes no aplican el principio de precaución y no son capaces de modificar algunas prácticas comerciales.

Los Estados deben respetar, proteger y hacer efectivos los derechos humanos, como el derecho a una alimentación adecuada. Para hacer efectivo el derecho a una alimentación saludable se necesitan mecanismos que eliminen el uso de plaguicidas dañinos.

Según el informe la falta de conciencia sobre el peligro de algunos plaguicidas y la incapacidad de la industria para reconocer estos peligros se ha traducido en una proliferación del uso de productos agroquímicos peligrosos en la agricultura industrial. Además, los diferentes gobiernos consideran que las legislaciones vigentes son suficientemente protectoras, un hecho que impide implementar leyes más rigurosas.

El informe considera que además de prohibir y regular el uso de plaguicidas, la mejor opción es abandonar la agricultura industrial. Esta agricultura impacta negativamente en el medio ambiente y en la diversidad biológica y no es capaz de abordar el derecho a la alimentación.

Se necesitan políticas que hagan frente a los intereses particulares y al oligopolio de la industria, de manera que la agricultura deje de depender de productos agroquímicos que ponen en peligro nuestra salud y la del medio ambiente.

Según ambos relatores de Naciones Unidas, la idea de que los pesticidas son esenciales para alimentar a toda la población es un mito, ya que actualmente se producen alimentos para dar de comer a 9.000 millones de personas y sigue habiendo hambrientos; el hambre se relaciona con la pobreza y la desigualdad y no con la escasez en la producción.

La investigación científica confirma que existen efectos negativos en la salud de los humanos y un daño en los ecosistemas, pero todavía es un desafío que estos resultados sean tomados en consideración, ya que el poder de la agroindustria es muy fuerte.